Las “cachiporristas” son parte y producto de una tradición machista y en esencia, impuesta por la cultura militarista.
12 de Agosto. Tomado de Contra Punto.
SAN SALVADOR
– El “gran debate” se ha armado a causa de la suspensión por el gobierno de las exhibiciones de las “cachiporristas” en las actividades de centros educativos de El Salvador, decisión que se tomó en base a leyes que protegen a la niñez y la juventud.Para unos el tema es válido, para otros no; otro resto de gente tiene dudas y otro parte es indiferente.
Lo que debía haber sucedido con el tema es un proceso de discusión, si de verdad hay interés de contribuir en la educación, la cultura popular y la democracia. En nuestro medio existen procesos imbricados que constituyen tradiciones, en muchos casos que atentan contra todos los derechos, la moral y la ética.
Para muestra: estar en el gobierno es sinónimo de “componerse”. Es una creencia bajo la cual se esconde la corrupción y el oportunismo. El “compadrazgo” y el “amiguismo” tienen actitudes que esconden corrupción, arbitrariedad y oportunismo.
Pero en el tema de las “cachiporristas” quizás, como en muchas cosas sucede, nos hemos ido por la tangente, es decir, por las ramas, por lo superficial y por lo secundario.
Las “cachiporristas” son parte y producto de una tradición machista y en esencia, impuesta por la cultura militarista que tenemos aún latente en este país.
El “debate” se ha centrado en si las muchachas piernudas exhiben sus virtudes al ritmo de bandas marciales, pero no hemos visto muchas ideas para combatir esa “marcialidad” que está en el fundo de tales actos.
Esa “marcialidad” tiene que ver con la raíz militarista que ha desarrollado el sistema autoritario en que vivimos.
No es un esquema impuesto desde el ejército, sino del sistema en que vivimos, en el que la imposición y el autoritarismo constituyen virtudes, lo cual es una descabellada deformación cultural .
Todas las celebraciones nacionales y populares, hasta las de nuestros Santos Patronos, comienzan o terminan en desfiles militares o marciales, en los que las cachiporristas sólo son un “adorno” que hace elogios al mal gusto e incentiva el machismo.
¿No es mejor un debate a fondo sobre este tema? En vez de desfiles marciales debería incentivarse la danza, el teatro y la poesía; el deporte y otras formas de esparcimiento popular. ¡Qué se abra el debate!
Desfiles militares y cachiporristas - Noticias de El Salvador - ContraPunto
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