Contra Punto-Oligarquía y unidad nacional - Noticias de El Salvador - ContraPunto

 Mario Roberto Morales. 18 de Agosto. Tomado de Contra Punto.

SAN JOSE -Resulta satisfactorio comprobar que una verdad persistentemente negada ha llegado a aceptarse entre los más lúcidos formadores de opinión: que de la oligarquía emana el crimen organizado, la violencia, la inseguridad ciudadana y la miseria popular que provoca hambrunas y otras realidades de lacerante deshumanización; todo lo cual caracteriza a nuestro país ante los ojos del mundo.
También, que el conglomerado de pequeños, medianos y grandes empresarios que encuentran en la oligarquía el principal obstáculo para progresar mediante su trabajo, es uno de los núcleos políticos básicos del cambio hacia una democratización de nuestro capitalismo, en el cual de hecho funja la libre competencia y la libertad económica sin prácticas monopolistas ni mercantilistas, base del enriquecimiento ilícito oligárquico, de su opresión financiera y del violento accionar de sus servicios de inteligencia y ejércitos privados, de lo cual los oligarcas culpan al gobierno.
Asimismo se ha hecho claro que la acción ideológica machacante de su fanatizada ala mediática neoliberal, sirve de caja de resonancia para apoyar las maniobras golpistas y el avance de la agenda dictatorial del sector fascista de esa oligarquía, ligado al autollamado “partido de la violencia organizada”, el extinto Movimiento de Liberación Nacional, cuyos viejos cuadros azuzan la ingenuidad y la ignorancia de juventudes burguesas y aburguesadas, a las que entrenan en el arte de la descalificación y en el desprecio a la pobreza que la oligarquía produce mediante su improductividad y su entreguismo al capital corporativo transnacional.
Guatemala se halla polarizada así: la élite oligárquica y su servidumbre neoliberal, por un lado; y, por el otro, las capas medias (empresarios, asalariados, profesionales independientes) y el pueblo (obreros, campesinos, pobrería marginal). No somos los que opinamos quienes polarizamos la sociedad. Esto es obra y gracia de la oligarquía y sus serviles entornos con sus prácticas monopolistas asociadas al capital transnacional anti ecológico (como la Franja Transversal del Norte, la minería y la palma africana) y su aparato publicitario neoliberal (con su cerrada doctrina de mercado en vez de Estado, a la que asocia con el ejercicio de la libertad como el voluntarismo de hacer con la propiedad privada de lo público lo que les venga en gana a sus ilegítimos dueños).
Las recientes noticias sobre que la “limpieza social” ha sido perpetrada por miembros de la oligarquía y de sus anillos para-oligárquicos (los cuales remiten sus acciones a mandatos místicos recibidos en iglesias evangélicas fundamentalistas), evidencia que el clima de terror que vive el país lo provoca la oligarquía y su servidumbre, y que las alianzas y conflictos entre crimen organizado, maras y narcos los coordinan sus servicios privados de inteligencia. En este marco deben explicarse los casos Rosenberg y Musa.
Incapaces (por ignorancia y tozudez) de encabezar un proyecto de desarrollo democrático a largo plazo, la oligarquía y el neoliberalismo se aferran facilonamente a la inversión extranjera como socios minoritarios, y en su nombre exigen “reglas claras” o ausencia de normas; a todo lo cual estos campeones llaman democracia, libertad y Estado de Derecho. Uf.
Por eso, los empresarios que buscan un capitalismo de libre competencia y sin monopolios, y las capas medias ilustradas, deben encabezar la convergencia para una gran unidad política nacional, impidiendo así que los oligarcas ganen las elecciones.

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