Carlos E. Mena Guerra.12 de Agosto. Tomado de El Diario de Hoy.
Cuando surgen temas polémicos que motivan a la discusión, tales como las exigencias de derechos, la diversidad sexual y el incumplimiento de deberes, el recurso obligado es volver a lo fundamental. Es allí en donde se encuentran las respuestas a una "injusta" (más bien aparente) insatisfacción de derechos.
La Constitución de la República, norma fundamental que delimita el ámbito de las libertades de los individuos y las competencias del Estado --Jellinek--, inicia con el título de los derechos y garantías fundamentales enunciando el derecho a la vida, Art. 2 Cn. Este derecho inherente a toda persona, implica necesariamente el deber de todos de respetar la vida per se, así como a toda manifestación y potenciación de la misma.
Por otro lado, el Art. 1 establece como valores e instituciones fundamentales de nuestro Estado los siguientes: la persona humana (varón y hembra); el bien común (por sobre el individual) y el principio de la vida (desde la concepción del ser humano).
En ese sentido, el primer deber y derecho del ser humano es dejar a las futuras generaciones un legado de valores sobre los cuales fundamenten la vida y convivencia pacifica y respetuosa con sus semejantes. El hombre y la mujer heterosexuales, binomio procreador de la raza humana, son la única fuente natural y biológica de vida, existencia y desarrollo de la persona humana. Cualquier otro tipo de interacción sexual entre seres humanos es una negación a la oportunidad de una nueva vida.
Y es que no existe manera en que una relación entre personas del mismo sexo procree vida. Por ello, la familia, hermoso fruto de una unión heterosexual, es otro componente fundamental en esta ecuación. Es en el seno de ésta donde el ser humano interactúa y convive por primera vez y por ello se encuentra ambientada biológica y jurídicamente para su nacimiento, desarrollo y reproducción.
Todos estos valores son confirmados por la innegable voluntad del Dios plasmada en su palabra: "Varón y hembra los creó" Gen. 5:2; "Por tanto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne" Gen 2:24, por citar algunos textos.
Expresiones recientes sobre "derechos humanos" y "diversidad sexual", aglutinadas en asociaciones formadas por grupos no heterosexuales, pasan por alto, de manera contradictoria, estos principios fundamentales que rigen la existencia de la persona humana. Evidencian que el hombre (varón y hembra) no sabe, por momentos y por rebeldía, qué hacer con su vida, su libertad y su sexualidad.
Para concluir deseo aclarar que el propósito esencial de este escrito no es expresar desprecio, sino más bien compasión y una oportunidad de cambio. Es exhortar y señalar que existe la posibilidad de escoger un camino diferente; apartado de aquel originado, posiblemente, por causas ajenas a lo natural o a una desafortunada experiencia personal.
Es de advertir que la solución está en un actuar responsable y consecuente con los deberes, antes que los derechos, que ostentamos y tanto defendemos, todo en beneficio de la humanidad, la libertad y la vida misma.
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