EDH-La importancia de las interacciones de policías de Tránsito

Carlos Ponce.11 de Agosto. Tomado de El Diario de Hoy.

Diversas encuestas de opinión indican que, en los últimos meses, se ha incrementado significativamente el porcentaje de la población que desconfía de la Policía Nacional Civil. En el pasado he argumentado que esta desconfianza radica, en gran medida, en las declaraciones de los actuales titulares del ramo y ciertas acciones y planteamientos que han protagonizado, los cuales denotan un aparente desinterés y/o incapacidad para resolver la crisis delictiva que enfrenta el país, en ocasiones revelando el predominio de dogmas ideológicos sobre cualquier intención de atacar frontalmente la problemática. No obstante, es importante analizar además factores operativos y tácticos que también influencian la percepción ciudadana sobre la policía.

Estudios criminológicos señalan que las interacciones desarrolladas durante las intervenciones de tránsito iniciadas por policías, constituyen el único y más frecuente contacto entre las corporaciones policiales y un importante porcentaje de la población. Muchos académicos, en consecuencia, sostienen que estos encuentros ilustran perfectamente el poder coercitivo que ejercen los cuerpos policíacos en países democráticos.

Investigaciones científicas han demostrado que las personas consideran que las intervenciones de tránsito invaden su derecho a transitar con libertad por transgresiones relativamente insignificantes. La literatura sobre la temática también establece que a los policías tampoco les agradan dichos contactos, debido al hostil intercambio que generalmente implican. Otros estudios han concluido que la cantidad de ocasiones en que un individuo es intervenido por la policía, en el marco de una infracción de tránsito, está asociada con la probabilidad de que una persona reporte a las autoridades un problema en su comunidad e incluso que denuncie un delito del que ha sido víctima.

Generalmente, esta relación se explica bajo el concepto de "justicia procedimental". Éste se fundamenta en la percepción de las personas sobre qué tan justa fue una acción policial, tomando en cuenta la parcialidad u objetividad con la que actuó el policía que la ejecutó, cómo trató al ciudadano y la confianza generada mediante su conducta, reflejando o no un genuino interés por desarrollar su trabajo de forma equitativa. Regularmente, según diferentes estudios, la población intervenida por una infracción de tránsito siente que recibió un trato injusto, irrespetuoso e indignante.

Esto es el resultado de la naturaleza de la interacción. En 2007 publiqué, junto con el reconocido criminólogo Philip Shon, una investigación sociolingüística sobre las intervenciones de tránsito en Estados Unidos y El Salvador, en la que se estableció que el desarrollo de estos contactos es similar en ambas naciones. El orden secuencial y contenido de la interacción es parecido en los dos países. Dicha exploración determinó que la hostilidad generada durante la interacción es consecuencia de la forma en la que el policía inicia la secuencia del intercambio y se concluyó que la agresividad del diálogo se puede minimizar con un adecuado adiestramiento de los policías.

Aparentemente, un arraigado paradigma entre la comunidad policial salvadoreña es: a más cantidad de retenes mayor confianza de la población. En los últimos meses, este principio parece haber cobrado aún más fuerza con la actual administración del gabinete de seguridad. Sin embargo, es probable que esto en lugar de ayudar a recobrar la confianza perdida por los titulares de los cuerpos de seguridad, la esté deteriorando aún más. Si la Policía quiere continuar con los controles vehiculares y, paralelamente, recobrar la confianza de la población, debe de mejorar el adiestramiento de sus policías de tránsito en relación a las intervenciones que realizan. Por otro lado, si quieren convertirse en una corporación policial moderna, de primer nivel, necesitan hacer intervenciones selectivas en base a inteligencia y análisis de información, no montar controles indiscriminadamente, generando resultados relativamente insignificantes en relación a los recursos que consumen.

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