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2010/08/13

LPG-“Confianza es el problema fundamental”

 El viaje a Brasil marca, según Mauricio Funes, un nuevo episodio para construir una alianza productiva  con el sector empresarial. La falta de confianza es el obstáculo a vencer.

Escrito por Gabriel Trillos.13 de Agosto. Tomado de La Prensa Gráfica.

 

Si no hay confianza de los empresarios hacia el gobernante y del gobernante hacia los empresarios, difícilmente podemos operar estos asocios.”

Los esquemas de asocio público-privado son los que necesitamos para echar adelante nuestro país y para superar la crisis.”

El Gobierno pondrá a disposición una serie de proyectos de inversión bajo la modalidad que ha resultado exitosa en otras naciones como Brasil, Chile, Perú y Colombia. El presidente llama a confiar y a la moderación de todos los sectores del país.

Tras esta reunión en Sao Paulo, ¿qué viene ahora? ¿Cómo se traduce ahora esta relación con los empresarios?

Lo que viene depende de lo que se ha podido concertar e iniciar a partir de ahora. A mí me parece importante esta visita y dimensionar lo que significa. Lo que viene a partir de ahora es darle seguimiento a los acuerdos tomados. Nosotros hemos logrado botar un estigma que hemos padecido a lo largo de estos 15 meses, que se creyó que este Gobierno no iba a ser capaz de construir alianzas internacionales que permitieran lograr mayores niveles de inversión. Yo les he demostrado en estos 15 meses que la política económica no es una política motivada por intereses partidarios, sino que se ha elaborado a partir de las necesidades de la sociedad entera, y eso es lo que refleja el Plan Quinquenal. Para aquellos que insisten que este país no tiene rumbo claro, hay que recordarles que estamos trazando el rumbo al país en la construcción de ese nuevo modelo de estudio económico social que le apuesta a la producción, que le apuesta a la atracción de inversión nacional, privada y extranjera, que le apuesta a nuevas alianzas internacionales. Viene ahora darle seguimiento a esos compromisos y construir los asocios público-privados necesarios para poder atraer esa inversión extranjera; y no solo lograr que inversionistas brasileños entren en el mercado salvadoreño, sino lograr también que empresarios salvadoreños entren en el mercado brasileño.

¿Qué hará para generar confianza con los empresarios?

Lo que he hecho hasta ahora. Actuar como un gobernante independiente, como un gobernante que no responde a una agenda partidaria, respetuoso del estado de derecho, de las libertades democráticas. Soy un presidente comprometido con la institucionalidad. Respeto el estado de derecho. Yo no he tomado como referentes gobiernos o experiencias que no son exitosas en América Latina. He tomado como referencia al Gobierno de Brasil, porque es un Gobierno que ha demostrado hacer un tipo de gestión pública en la cual, al mismo tiempo, logra que su economía crezca y logra también reducir la pobreza.

¿Cómo va a lograr estas alianzas público-privadas?

Bueno, en primer lugar, tenemos que construir confianza. Si no hay confianza de los empresarios hacia el gobernante y del gobernante hacia los empresarios, difícilmente podemos operar estos asocios. Emprenderemos algunas iniciativas en las cuales el Ejecutivo empuja, crea las condiciones para que los sectores privados puedan involucrarse en este esfuerzo. Un asocio público-privado donde el sector público define las prioridades y recoge los recursos, pero los traslada al sector privado, que es el que los administra y ejecuta. Estamos con nivel de la concesión de puertos, estamos preparando un anteproyecto de ley de concesión del Puerto La Unión de tal manera de que podamos llevar a cabo una administración público-privada que le permita eficiencia al puerto, pero que le permita captar recursos del sector privado y ponerlos en función del desarrollo económico nacional. Estamos pensando también una reforma importante del sistema financiero para que podemos captar, por ejemplo, las remesas internacionales y crear un fondo que nos permita financiar algunas políticas sociales.

Su propuesta suena con una trascendencia más allá de ideología de partido, ¿cómo espera que los empresarios la reciban?

Mi preocupación, en todo caso, no serían los empresarios. Mi preocupación serían los partidos políticos, que son los que están acostumbrados –en virtud de sus compromisos ideológicos– a juzgar una iniciativa u otra a partir del sesgo ideológico. Aquí no se trata si esta iniciativa es de derecha o de izquierda. Aquí de lo que se trata es que si es una iniciativa eficiente que permite resolver problemas nacionales. De tal suerte que nosotros vamos a empujar todo aquello que sea necesario para lograr una sociedad más armónica, más competitiva, que permita generar mayor cantidad de empleos y que permita crear mejores niveles de bienestar económico y social de la familia salvadoreña. No se trata de que si estas políticas son de izquierda o de derecha. A estas alturas las políticas ya no tienen que estar marcadas por sesgos ideológicos.

El secretario técnico habló de crear un equipo interinstitucional para lograr una legislación para la asociación público-privada.

Eso nace de la creación del Consejo Económico y Social, que institucionaliza el diálogo y crea este organismo interinstitucional donde están representados los empresarios de diferentes tamaños, los sindicatos de diferentes tendencias ideológicas, la academia y el Gobierno, con el propósito de construir el rumbo económico del país y crear el mecanismo que permita tomar consensos en torno a grandes políticas nacionales. Precisamente aquellos esquemas de asocio público-privado son los que necesitamos para echar adelante nuestro país y para superar la crisis que enfrentamos son los que deberán ser discutidos en el seno del Consejo Económico y Social. Esto nos permite atraer mayores niveles de inversiones. La manera de cómo vamos a concesionar algunos bienes que ahora son del Estado, la manera cómo vamos a empujar algunas iniciativas en asocio con los empresarios privados también deben entrar en esto. Por ejemplo, yo les pongo un caso. Tuvimos una visita en Brasil a las instalaciones de EMBRAER, que es una empresa que nace a mediados de los años cuarenta como una empresa pública, pero que luego es privatizada y ahora es una empresa que le está vendiendo aviones a muchas empresas que se dedican a la aviación comercial, pero también le vende aviones de defensa a cerca de 16 fuerzas aéreas a escala internacional. EMBRAER necesita de una planta de mantenimiento de sus aviones cerca de Brasil y también cerca de mercados donde vende. Nosotros propusimos que se pudiera instalar una planta en El Salvador. Entraríamos en un esquema de asocio público-privado. Nosotros tenemos terrenos de CEPA que podríamos ponerlos al servicio de esta planta y EMBRAER poner al capital, la tecnología y el recurso humano para poder echar a andar esta planta. En una asociatividad entre el sector público, el Gobierno que posee el terreno y que crea las condiciones para que esta inversión pueda venir, y una empresa privada como EMBRAER, que invierte, construye la planta, trae lo técnico, desarrolla lo necesario para poder instalar esta planta de mantenimiento. De esa manera, podemos generar empleo y podemos hacer llegar el retorno al país de ese tipo de esquema público-privado donde podemos trabajar de la mano, Gobierno creando las condiciones y la empresa privada poniendo el capital, para sacar adelante el país y generar suficientes empleos para lograr mejores niveles de bienestar en la población salvadoreña.

Se ha hablado de las oportunidades en el tema energético y de la reforma del sector.

Nosotros creamos un Consejo Nacional de Energía, que tiene el mandato de hacer propuestas de generación de energía, de elaborar una política energética que nos permita, sobre todo, depender menos de la quema de carburante. Desde el punto de vista del impacto ambiental, eso no es conveniente para el país. Nuestra factura petrolera ronda los $1,700 millones. Necesitamos una matriz energética que nos permita generar energía renovable y, por lo tanto, necesitamos experimentar nuevas formas de generación que, poco a poco, desplacen la generación a base de la quema de combustible. Esto implica hacer exploraciones, no solo en la energía hidroeléctrica, sino también en la producción de energía a base de gas, carbón, solar, eólica. Debemos trabajar en alternativas que nos permitan no solo una producción energética amigable con el medio ambiente, sino también una producción a más bajo costo.

¿Su Gobierno va a promover algún tipo de incentivos?

Vamos a promover los incentivos que sean necesarios. Yo estoy esperando el trabajo que ha hecho el Consejo Nacional de Energía.

Se dijo que el principal legado de Lula es que Brasil camina por sus propias piernas. ¿Cómo conseguirá usted eso en El Salvador?

Hay que tomar en cuenta que la realidad brasileña es muy diferente a la realidad salvadoreña. Salvadas las diferencias y un ejercicio de realismo, yo estoy convencido de que vamos a salir adelante gerenciando el país de modo diferente de cómo se ha hecho. Lo que El Salvador perdió en estos 20 años fue el tejido productivo, y nosotros vamos a reconstruir ese tejido. No podemos exportar si no logramos desarrollar la industria nacional. No podemos aumentar nuestro mercado interno si no generamos el suficiente ingreso y el suficiente empleo para que aumente la capacidad de consumo de los salvadoreños. Si logramos poner las bases de un nuevo modelo económico y social que le apueste a la producción, entonces estaremos creando las condiciones para que El Salvador camine por sus propios pies. Esto no es comida de hocicones que lo vamos a construir de la noche a la mañana... no se trata de soplar y hacer botellas. No puedo vender ilusiones, tengo que ser realista. Los problemas no se resuelven de la noche a la mañana.

¿Cómo cambiar la mentalidad dEl Salvadoreño?

Durante 20 años o más se le ha negado al salvadoreño cumplir sus sueños dentro de su país, y se han visto obligados a emigrar. Existe ese sentimiento de impotencia. Hay que recuperar la confianza en las propias fuerzas. Tenemos una fuerza productiva importante viviendo en Estados Unidos y tenemos que acercarla. Las políticas que tenemos que construir tienen que tener transcendencia en el tiempo. El Salvadoreño debe tener confianza en que podemos salir adelante. El problema de la confianza es el problema fundamental en estos momentos. Tiene que haber confianza del empresario en el Gobierno, del Gobierno en los empresarios. Pero también de los empresarios y los sindicatos en las fuerzas políticas y de las fuerzas políticas en las fuerzas económicas. Si no construimos ese ambiente de confianza, no vamos a salir adelante. Debemos crear un clima de confianza que nos permita construir un derrotero en común.

¿El futuro de El Salvador está en equilibrio y en la moderación de su gestión?

No solo en la moderación mía, sino en la moderación de todas las fuerzas políticas del país. Debemos combatir los extremismos de ambos signos ideológicos. Para El Salvador no es conveniente un extremismo de izquierda ni un extremismo de derecha. Para El Salvador no es conveniente ni un populismo de izquierda, pero tampoco un autoritarismo de derecha, ni mucho menos de algunos nostálgicos que creen en golpes de Estado. Se requiere moderación y equilibrio de las fuerzas políticas. No solo depende del presidente de la República, sino que todas las fuerzas entiendan, que caigan en la cuenta que este país solo puede salir adelante con moderación, sensatez y racionalidad.

“Confianza es el problema fundamental”

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