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2010/08/13

LPG-Editorial-Enfocar la juventud como núcleo humano vital

 Se requiere partir de lo que nuestros jóvenes, especialmente los más desprotegidos, son y quieren ser, y en esa línea, ofrecerles las facilidades para que lo logren, con disciplina y exigencia.

Escrito por Editorial.13 de Agosto. Tomado de La Prensa Gráfica.

 

Se está iniciando el llamado Año Mundial de la Juventud, y la oportunidad es más que propicia para poner especial atención a un fenómeno demográfico y humano que adquiere cada vez más relieve en un mundo que se caracteriza por las aperturas progresivas en todos los órdenes de la realidad nacional, regional y global. La población sigue creciendo, sobre todo en países como el nuestro, y el desarrollo posible está íntimamente vinculado con la activación de oportunidades especialmente para los jóvenes, que les permitan no sólo acceder a empleos cada vez mejores sino entrar de lleno en los diversos dinamismos de la autorrealización.

En el país, un promedio de 50,000 nuevos aspirantes a empleo surgen cada año, y el reto está en satisfacer esa demanda con una oferta que sea real y sostenida. Es evidente que esto no se ha venido produciendo en los decenios anteriores, y la mejor prueba de ello es la corriente migratoria en busca de una mejor vida en países con niveles superiores de desarrollo. Esa corriente no se detendrá con ninguna medida específica, pero sí se podría ir desestimulando en la medida que hay a en el país suficientes oportunidades de futuro. Y abrir ese horizonte, no como un hecho político ocasional sino como una apertura histórica eficiente, es responsabilidad de todos.

Insistimos en que todo esto debe ser mucho más que una política de Gobierno, y aun de Estado: debe ser una política de nación. Estamos hablando de la potenciación y viabilización del desarrollo, en función de un cambio sustantivo en las condiciones de vida. Es más que una política de empleo: es un esfuerzo de redefinición de fondo de los enfoques tradicionales sobre la niñez y la juventud. Es crear un verdadero régimen nacional de oportunidades, que parta de considerar a los seres humanos como sujetos de autorrealización y no como meros aspirantes a un salario.

Las perspectivas del futuro

Una de las tareas esenciales en este tiempo, aquí y en todas partes, es la humanización del desarrollo. Las crisis más recientes, y sobre todo la que se desató en 2008 en los principales centros del poder económico global, ponen en evidencia que el desarrollo deshumanizado es como una serpiente que se muerde la cola. No es extraño, pues, que la realidad esté ahora mismo llena de mordiscos mutiladores. La humanización del desarrollo pasa, desde luego, por poner al ser humano, de todas las latitudes y de todas las condiciones, en el primer plano de la estrategia.

En cuanto a los jóvenes, en el país nunca ha habido una verdadera atención que les provea las oportunidades adecuadas y oportunas. No es cuestión, como hemos dicho tantas veces, de abrir una cancha por aquí, de ofrecer una capacitación sabatina por allá, o de repartir una cuantas veces al año. Se requiere partir de lo que nuestros jóvenes, especialmente los más desprotegidos, son y quieren ser, y en esa línea, ofrecerles las facilidades para que lo logren, con disciplina y exigencia. El desperdicio del talento es el peor de nuestros desperdicios. Reconozcámoslo y actuemos en consecuencia, como sociedad y como institucionalidad.

Al respecto, es de primera importancia ir teniendo claras las perspectivas del futuro; y, por supuesto, resulta fundamental que los jóvenes también puedan tenerlas. Aquí no estamos hablando de prevención, que es un concepto relevante pero limitado: nos referimos a la humanización responsable del enfoque sobre la juventud, para estructurar, a partir de ahí, la oferta de vida nueva que asegurará la paz, la estabilidad y el desarrollo.

Enfocar la juventud como núcleo humano vital

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