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2010/08/18

LPG-Editorial-Hay que concentrar la atención en lo esencial

 Alertar sobre esto en los momentos actuales es muy importante, porque las confusiones que imperan siguen induciendo a actuar con un inmediatismo que es francamente dañino para la estabilidad y para el desarrollo.

Escrito por Editorial.18 de Agosto. Tomado de La Prensa Gráfica.

 

Nuestra realidad está cargada de problemas reales y estructurales, que deberían ser el imán principal de la atención tanto institucional como política y social. Esos problemas requieren diagnósticos adecuados, tratamientos consecuentes y voluntades dispuestas a encontrar soluciones sustentables. En otras palabras, la realidad misma nos está llevando hacia el plano de la seriedad consistente en el manejo de los asuntos nacionales, y querer desentenderse de ello es la actitud más irreal y peligrosa que pueda darse.

Pero en contraste con todo ello, vemos que sobre el tapete de la discusión pública tienden a saltar temas irrelevantes, como el de las cachiporristas, que más bien dan la impresión de ser formas ocasionales de evadir lo que hay que enfrentar de veras. En estos días, además, generan gran discusión las decisiones inapelables de la Sala de lo Constitucional, sobre temas de alta trascendencia. Es como si en el ambiente no hubiera habido ninguna conciencia de que dicha Sala es en realidad el más alto poder del Estado, y esto es algo que dicha Sala también debe tener muy en cuenta al dictar sus resoluciones, porque la responsabilidad es enorme y un error de criterio o un apego excesivo a ideas propias pueden producir efectos de riesgo incalculable.

Lo cierto, para todos y en todos los ámbitos, es que, por la naturaleza del terreno que ahora mismo va transitando nuestro proceso democrático, son mucho menos admisibles que nunca la ligereza o la frivolidad. Esto debe ser asumido en su verdadera dimensión, para hacer posible que el país mantenga el rumbo democratizador, con el mayor orden y seguridad posibles. Por eso venimos insistiendo en que este es tiempo en el que deberían prevalecer las cabezas frías, razonadoras y responsables, en función del bien común.

Avanzamos en terreno liso

En tiempos del conflicto bélico, el país transitaba por campo minado; en esta ya prolongada posguerra, las cosas vienen cambiando progresivamente, y ya no hay campo minado, pero sí hay terreno liso, en el que es muy fácil perder paso y caer de bruces. Por eso, debemos estar preparados para la travesía, con los atuendos e instrumentos institucionales apropiados y con un mapa de situación y una hoja de ruta que dirijan el avance de la manera más segura posible. Las instituciones y los que están al frente de ellas son, desde luego, los llamados a dar el ejemplo al respecto. Y están tardando mucho en asumir dicha función insoslayable.

Cuando se dan condiciones como las aludidas, hay que poner el máximo cuidado en lo que se decide y en lo que se proyecta. Y esto abarca a todos los entes institucionales, comenzando por los Órganos Fundamentales del Gobierno. Como tantas veces se ha repetido, es cada vez más urgente superar la tendencia a la improvisación, que hacer ver las cosas como si sólo fueran a tener consecuencias inmediatas, cuando lo que la experiencia enseña es que todas las acciones son acumulativas, y forman un acopio que puede operar como lastre o como motor, según hayan sido la visión y oportunidad de las mismas.

Alertar sobre esto en los momentos actuales es muy importante, porque las confusiones que imperan siguen induciendo a actuar con un inmediatismo que es francamente dañino para la estabilidad y para el desarrollo. Éste, en especial, necesita mucha coherencia, mucha consistencia y mucho orden continuado. Nada bueno se logra con ir “a salto de mata”.

Hay que concentrar la atención en lo esencial

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