Ética es la “Parte de la filosofía que trata de la moral y de las obligaciones del hombre” que no concierne a lo jurídico, sino al fuero interno o al respeto humano. Del Diccionario Manual e Ilustrado de la Lengua Española se puede extraer también que la ética es la práctica de la moral que surge de la conciencia humana y que se inspira en el respeto que cada quien tenga de sus semejantes. La ética no es una norma, no es una ley, no es un dogma; es algo más natural e inherente a la persona. No es una obligación, está implícita en la conducta, nace y se cultiva con la práctica y solo de esa manera se fortalece. Es expresión verdadera del pensamiento y se alimenta con la calidad y caridad de las acciones o actos que a diario realizamos.
Escrito por Rafael Rodríguez Loucel.14 de Agosto. Tomado de La Prensa Gráfica.
Siendo lo que es, no se hace necesario imponerla y tampoco acatarla aun cuando se sabe de su bondad implícita. No se requiere de la existencia de una declaración, ni de su prescripción en documento que mande, prohíba y permita, a semejanza de una ley. Es algo más sublime, es una obligación nata del ser humano, que se aplica en cualquier profesión u oficio, sin que medie decreto alguno para ponerla en práctica. A propósito de dogmas hay “libros de libros”, la Biblia es uno de ellos, el más leído en el idioma español, después le sigue, solo por ilustración, El Quijote de La Mancha, cuya lectura me atrajo por diferentes motivos; el primero por inquietudes espirituales y el segundo por curiosidad. Ambos llenaron mis expectativas y los admiro. En su contenido existen mensajes, anécdotas y metáforas, pletóricas de moral.
Se menciona al margen la Biblia, por haber sido promovido un decreto para la lectura obligatoria en las escuelas públicas salvadoreñas durante siete minutos antes de empezar las clases, supuestamente para inculcar la fe en las nuevas generaciones, como un principio para contrarrestar la violencia. Al respecto basta mencionar la fe, el amor a Dios y a sus semejantes y otros buenos principios que se adquieren por instinto e inclinación propia, no por mandato. La moral y su conducto la ética pudiesen promoverse, inculcarse, enseñarse; es educación elemental, se imitan y se practican en el entorno de origen y de desarrollo individual. Todo ciudadano, idealmente, debe practicar la ética, aplicando principios apegados a la moral, una buena muestra ciudadana debiesen ser los profesionales en la aplicación de su ejercicio. Y es que los más ilustrados debiesen predicar con el ejemplo.
Los abogados al aplicar la ley deben de luchar por una causa justa, estando en principio “ellos” claros de lo que es justicia, para aplicarla con integridad. Si ese no fuese el caso, su móvil sería exclusivamente “el dinero”. Los ingenieros y los arquitectos cobrando lo racional y utilizando el material de la calidad pactada con el usuario o cliente. El médico, después del juramento a Hipócrates, con diagnósticos veraces y recetando a conciencia el medicamento apropiado y no aquellos caros que no son efectivos, pero que les permite obtener más comisión de los distribuidores de medicamentos. Lo mismo aplica al odontólogo.
Y es que para ser un buen ciudadano o practicar la ética profesional no basta con obligarse con un juramento de fidelidad a ciertos preceptos, o ir a un ritual de fin de semana a un templo a que le extiendan “un cheque en blanco” para volver a engañar al prójimo por otra semana. Basta con aplicar constantemente la ética y en sus ratos libres “escudriñar la Biblia” para aplicarla y no solo portarla en un sobaco espiritual.
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