Siempre hay que luchar de manera permanente para que nuestra luz pueda más que nuestra negrura.
Escrito por Roberto Rubio-Fabián.23 de Agosto. Tomado de La Prensa Gráfica.
No cabe duda que el país pasa momentos difíciles en diversos campos de la vida nacional, destacando los problemas de inseguridad ciudadana, empleo y fragilidad democrática. Exponer responsable y objetivamente tales problemáticas debe ser parte sustantiva de la crítica periodística. No se trata, como muchos creen, de un ejercicio de pesimismo sino de sensato y sano realismo.
Ahora bien, la realidad es una dinámica evolutiva de combinados flujos y reflujos, avances y retrocesos, pasos adelante y hacia atrás, y la crítica periodística debe también saber exponer con optimismo las energías positivas desatadas en ese complejo y contradictorio devenir de la realidad.
En las últimas semanas, en medio de nuestros graves problemas, han ocurrido importantes y positivos hechos que contribuyen al fortalecimiento de la democracia y el desarrollo de nuestro país. En primer lugar tenemos la sentencia de la CSJ sobre las candidaturas no partidarias y las listas abiertas de candidatos a la Asamblea Legislativa. Esta resolución en sí misma constituye un acontecimiento enormemente positivo para la consolidación de nuestro frágil proceso democrático, pues, entre otras cosas, refuerza la necesaria separación de poderes. Algo sobre lo cual estábamos perdiendo la costumbre. Algo sobre lo cual nuestro pasado republicano poseía un abultado déficit. La resolución de la CSJ es sin duda un paso adelante en nuestra enclenque institucionalidad democrática.
Por otro lado, la respuesta ciudadana a la reacción primitiva e interesada de la Asamblea a dicha resolución no solo puso en evidencia que el país posee una ciudadanía activa, con cierto nivel de incidencia sobre las acciones y políticas públicas (aunque todavía débil y dispersa), sino que también ha contribuido a elevar los niveles de conciencia ciudadana en torno a la necesidad de las reformas políticas y electorales.
En segundo lugar, y vinculado a esto último, la resolución de la CSJ y la reacción ciudadana en torno a la misma parecen haber desatado una dinámica a favor de las largamente postergadas reformas políticas. En este marco, es un hecho significativo y positivo que ARENA haya hecho público su compromiso de impulsar la ley de partidos políticos, la reglamentación de las campañas políticas, los distritos electorales, el voto residencial y el voto en el exterior. Ojalá que este alentador compromiso público no se quede solo en declaraciones o intenciones. En fin, parece que los portones de la reforma política, históricamente bloqueados por los candados de la partidocracia, empiezan poco a poco a abrirse.
En tercer lugar nos encontramos con el viaje del presidente Funes a Brasil, y la posibilidad que ha surgido de sus escenarios de ir desactivando los crecientes niveles de confrontación empresa privada-gobierno que se venían dando meses atrás. Ciertamente los conflictos sociopolíticos y económicos tienen una base real, y no se superan de un momento a otro, como en las telenovelas, con unas declaraciones de amor. Sin embargo, los cambios de actitud y los acercamientos personales son importantes para ir desmontando poco a poco las bases nocivas que alimentan esa confrontación, la cual no le conviene al país. Se han sembrado posibilidades de resolución de conflictos, pero para que den frutos reales y sostenibles, los escenarios de aproximación tienen que desarrollarse y cultivarse permanentemente sobre la base de los intereses concretos y sanos de las partes.
En cuarto lugar habría que destacar la medida anunciada por el ministro de Agricultura de ir dando fin al reparto clientelista de las semillas, y usar los fondos destinados para ello en iniciativas más productivas, sobre todo en apoyo de la agricultura familiar. Ya era hora de acabar con otro chanchullo creado por la partidocracia.
El reparto de los paquetes agrícolas, gracias al populismo del gobierno anterior, había alcanzado la cifra de $30 millones, lo que representa ni más ni menos que el 63% del total del presupuesto 2010 proyectado para el MAG ($47.5 millones). Es decir, más de la mitad del presupuesto del MAG, más que para fomentar el desarrollo rural servía para mantener la red clientelista de los partidos políticos. En estos tiempos de vacas flacas, esto no es más que un insólito desperdicio que no tiene nombre ni perdón. Por supuesto, no faltarán las organizaciones y partidos políticos que pegarán el grito... desde el infierno de prebendas e intereses mezquinos en que se encuentran.
Constatamos entonces que dentro de los nubarrones de nuestro acontecer histórico también se vienen dando destellos de cambio y esperanza. Ciertamente nada está garantizado, pero justamente por ello siempre hay que luchar de manera permanente para que nuestra luz pueda más que nuestra negrura.
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