El programa está bajo el auspicio de la FAO y de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID).
Escrito por Flor Lazo.07 de Agosto.Tomado de La Prensa Gráfica.
Aquí todas cocinamos, nos compartimos las recetas para preparar alimentos saludables y económicos que luego les podamos dar a nuestras familias.”
María de Vásquez, beneficiada
Se ha priorizado en mujeres jefas de hogar, mujeres lactantes, embarazadas, jóvenes y población infantil.”
Elizabeth Hernández, consultora PESA
En la casa de doña María de Jesús Reyes de Vásquez, ubicada en el cantón El Rodeo de Sensembra, en Morazán, se reúne diariamente un grupo de mujeres con sus hijos menores de cinco años para aprender a cocinar platillos nutritivos a base de granos básicos, sazonados con vegetales y frutas que ellas han cultivado.
A las madres de familia se les imparten nociones básicas sobre salud preventiva, así como la importancia de la lactancia materna y la práctica de medidas de higiene al preparar los alimentos y consumir agua segura.
También se les capacita sobre el cultivo de huertos caseros y la crianza de aves de corral, con la finalidad de obtener hortalizas, huevos y carne necesaria para mejorar la dieta alimentaria de su familia y vender el excedente entre sus vecinos.
“Aquí todas cocinamos, nos compartimos las recetas para preparar alimentos saludables y económicos que luego les podamos dar a nuestras familias” explicó doña María, quien junto a su esposo, Salomé Vásquez, constituyen la familia demostradora, que sirve de base para reeducar a otros pobladores de la zona.
El resto de mujeres, que forman parte de este taller hogareño, fue seleccionado para integrarse al Programa Especial de Seguridad Alimentaria (PESA), el cual se desarrolla en los municipios morazánicos de Guatajiagua, Sensembra y Yamabal; y Nueva Granada, en Usulután.
Ana Elizabeth Hernández, consultora de Salud y Nutrición del PESA, explicó que actualmente el programa beneficia de manera directa a 881 familias, provenientes de 23 comunidades de cuatro municipios de la zona oriental, las cuales reciben capacitaciones e incentivos que tienen como objetivo mejorar su calidad de vida.
“Se ha priorizado en mujeres jefas de hogar, madres lactantes, mujeres embarazadas, jóvenes y población infantil. También en familias de pequeños productores agrícolas y ganaderos”, explicó Hernández.
Una de las mujeres que participa en los talleres de PESA es Maribel Valdez, joven madre de 20 años, que asiste junto a su hijo José Carlos, un pequeño de año y medio que sufre de principios de desnutrición.
Valdez asegura que el niño se resiste a consumir ciertos alimentos, por lo que ha sido diagnosticado con bajo peso.
“Yo todavía le doy pecho, pero a él es bien gustoso con la comida”, comentó Maribel.
La madre asegura que en los talleres José Carlos está aprendiendo a comer –junto a otros niños de su edad– el atol fortificado y los alimentos sólidos que les sirven como refrigerio.
“Le voy a cocinar las recetas que hacemos aquí, a ver si come más y puede subir un poco de peso”, asegura la mujer.
El PESA funciona en municipios con altos índices de pobreza y desnutrición infantil, ya que su finalidad es reducir la proporción de hogares rurales que viven en inseguridad alimentaria y nutricional. Para lo cual se promueven iniciativas de desarrollo agrícola y humano, mediante talleres hogareños donde se les enseña a las familias a maximizar los recursos con los que cuentan a fin de que puedan garantizar la producción, la estabilidad, el acceso, el uso y el consumo de alimentos saludables y nutritivos.
Cada familia beneficiada recibe un paquete de incentivos, que incluye lo necesario para la producción de hortalizas, cítricos y papaya.
Además se les entregan 15 aves de corral y el material para que construyan su propio gallinero.
En los talleres domiciliares se enseña a las madres las ventajas del consumo de agua segura, lavado de manos y cocción adecuada de alimentos, para lo cual se proveerá a las familias de estufas mejoradas, filtros y sistemas de tratamiento para aguas grises.
Hernández explicó que la responsabilidad de reeducar a estas mujeres recae en las familias demostradoras, promotores de salud, extensionistas agrícolas y maestros de las comunidades beneficiadas.
La promotora agrega que el proyecto ya rindió sus primeros frutos, pues han logrado que las familias participantes no solo cultiven maíz y maicillo, sino también tomate, pepino, chile, repollo, pipián, y además se ha logrado incrementar el índice de lactancia materna en niños de hasta dos años.
El Programa Especial de Seguridad Alimentaria (PESA) recibe la asesoría técnica de la FAO (Organización de Naciones Unidas para la Cultura y la Alimentación, por sus siglas en inglés) y el aporte económico de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID).
PESA se desarrolla bajo la ejecución del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), a través del Centro Nacional de Tecnología Agropecuaria y Forestal (CENTA).
En El Salvador, el programa inició actividades en abril de 2006, en los municipios de Guatajiagua, en Morazán, y Nueva Granada, en Usulután, posteriormente se anexó a Yamabal y Sensembra, por ser dos de los municipios con mayor índice de pobreza en la zona oriental.
Actualmente, el PESA se encuentra en su Fase III que funciona bajo una nueva metodología de extensión conocida como Familia Demostradora, la cual se encarga de dirigir la asistencia técnica a las personas beneficiadas.
PESA ha logrado beneficiar a 811 familias con transferencia de tecnologías en su finca y hogar, asistencia técnica, capacitación, educación en salud y nutrición; ordenamiento e higiene del hogar, así como insumos para la producción agropecuaria, bajo un esquema de incentivos.
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