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2010/08/17

Simpatizantes del FMLN-La corrupción: mañas y secretos

17 de Agosto. Tomado de Simpatizantes del  FMLN.

De la corrupción, sus mañas y secretos habíamos hablado en un comentario anterior, recordamos una sabrosa anécdota ocurrida en el seno de la Asamblea Legislativa y, por supuesto, tocamos someramente a los “riquillos” ex funcionarios de los cuatro gobiernos areneros, nada que no sepan o ignoren los salvadoreños.
Como el tema da para mucho y es un deporte tan practicado en El Salvador, volvemos sobre esos pasos y trataremos de no ser tan “serios” en asuntos tan poco ventilados en la misma oficina de Probidad de la Corte Suprema de Justicia, ya no digamos en la impenetrable Corte de Cuentas de la República, manejada como un verdadero coto de caza por los señores del Partido de Conciliación Nacional, desde ¡hace más de 20 años!

En un momento dado, todas o casi todas las fortunas voluminosas de ex y funcionarios públicos podrían explicarse. Unos se dicen ricos de abolengo. Otros aclaran ser ricos desde antes de ingresar a la administración gubernamental (el señor Carlos Perla asegura que todos sus bienes materiales son heredados, comprados y muchos de ellos de los familiares de su esposa) y sus derivados, merced a tales o cuales negocios exitosos. Otros, sencillamente formando parte de una Secretaría de Estado e integrando consejos de esto y de aquello, los hay por docenas, suman en sueldos múltiples y jugosos una respetabilísima fortuna a cuenta del erario. Otros, en fin, apoyan con su función oficial –pero lícitamente—algún negocio familiar que pueden ir desde granjas y ranchitos hermosos hasta edificios para alquilar.

A propósito ¿y todavía la Fiscalía General de la República continúa pagando 250 mil dólares mensuales por el alquiler de sus oficinas? ¿Quién es el dueño de ese edificio ubicado en el Centro de Gobierno? Un país tan miserable, sin materias primas y con tanta pobreza no puede darse el lujo de cancelar cada 30 días tan escandalosa cantidad de dinero. Bueno como vivimos en el país de las maravillas, de las grandes sorpresas y los constantes arreglos, convenios y alianzas entre políticos sin escrúpulos ¿por qué sorprenderse de semejante robo a las arcas del Estado. Lícito, puede ser, pero no conveniente para la austeridad proclamada desde las más altas esferas del gobierno.

Cuando el presidente Funes asumió la primera magistratura del Estado, de entrada proclamó austeridad, honestidad y transparencia en el manejo de los dineros del pueblo. Se dirá y se hablará de independencia de poderes; pero en la crisis mundial y local es deber de todos predicar con el ejemplo. Aquí siguen muchos sacándose la lotería y acrecentando sus fortunas. Porque es una práctica harto socorrida a nivel nacional, lo mismo en Ministros de Estado, oficiales mayores, secretarios particulares, jefes de departamento, alcaldes, que líderes sindicales o cooperativistas abusando de sus inocentes agremiados, aparecer de pronto dueños de fortunas espléndidas y declarar:

¡Caramba, compadre, le atiné al premio gordo!

Como un billete de lotería es prácticamente un cheque al portador, a alguien se le ocurrió comprar un vigésimo ya premiado pagando al dueño un sobreprecio y docenas, cientos siguieron la feliz ocurrencia.

Desde entonces, ya nadie, al menos abiertamente, volvió a “atinarle al premio gordo”. Sin embargo, muchos caminos siguieron abiertos para llegar a idéntica meta de fortuna. De esto saben mucho los altos dirigentes de Arena, los ex funcionarios, gruesos expedientes descansan en archivos de la Fiscalía General de la República y en la Corte de Cuentas. Nombres de altos personeros y las cantidades estafadas o rabadas al Estado. Por ejemplo, era cosa común, esperamos no se siga con lo mismo, que cuando una dependencia oficial efectuaba una compra determinada (operaba lo mismo en las obras realizadas por las alcaldías municipales) –y naturalmente muchas se hacen cada mes, semana a semana—es una práctica establecida y admitida que el vendedor dé un diez por ciento del monto de la compra, en calidad de comisión, a quien consigue que la operación se realice. ¿Qué impide al funcionario convertirse por sí o por terceras personas en comisionista? Cosa igual ocurre tratándose de gastos de publicidad, de propaganda, de relaciones públicas y así.

¿Se imaginan ustedes cuándo el empresario español ofreció una comisión no del 10%, sino del 15 o el 20% al presidente de la ANDA, Carlos Perla? Estamos hablando de millones de dólares, tan así que se repartieron “pequeñas” comisiones a los gerentes y subgerentes para silenciarlos. La subvención compromete, escribe el colombiano Gabriel García Márquez. Las investigaciones sobre este sonado caso no han tocado fondo y debería indagarse el papel jugado por el Ministro de Obras Públicas y el presidente de la República de esa época. Cuando son millones de dólares los invertidos para obras de tal envergadura figuran las firmas del Ministro de Hacienda y al final todo es aprobado por el primer mandatario. ¿Alguna vez se conocerá en detalle a todas las figuras o funcionarios participantes en este caso tan vergonzoso?

Fresco está todavía el otro caso de ex presidente del Banco de Fomento Agropecuario, Raúl García Prieto, acusado de una estafa de 16 millones de dólares supuestamente para adquirir el ingenio El Carmen. El caballero es prófugo de la justicia, los dineros nunca se recobraron y otras personas citadas en el penoso caso están totalmente libres de cargos. Uno es primo del ex presidente Alfredo Cristiani y el otro es actualmente socio de una compañía dedicada al procesamiento de la basura. Se comenta que financia a conocidos diputados en cuanta campaña electoral se realiza cada tres años. ¿Por ventura existirá una oficina que investigue todas estas anomalías? No, porque los partidos políticos, con excepción del FMLN, se oponen a la aprobación de una Ley de Partidos Políticos que permita esclarecer de dónde provienen los dineros y la cantidad invertida en los procesos electorales.

Desde luego, están los casos pendientes en el Ministerio de Obras Públicas, donde los anteriores titulares de esta Secretaría de Estado descartaban equipo útil vendiéndolo como chatarra, como negociante de maquinaria lo compraba a precio de ganga y como propietario o asociado de una casa expendedora vendía todo. Como funcionario de Obras Públicas arreglaba la apertura de una calle o avenida y como concesionario o asociado o amigo del constructor se encargaba de la realización fijándose precios y costos él mismo. Y así hasta el infinito. De tal suerte que solamente en dos proyectos de carreteras existe una malversación de fondos que supera los 38 millones de dólares. También había que mencionar los 40.3 millones de dólares faltantes en esa cartera de Estado en la auditoria practicada por la Corte de Cuentas en 2006.

Tarea no sólo de romanos sino de detectores de radar finísimos será rastrear y clarificar la turbiedad de las fortunas de algunos, muchos, ex funcionarios de Arena, con nombramientos de “servidores del pueblo”. Ni siquiera con computadoras, porque estas maravillas electrónicas responden fielmente, sí, a los datos que se les proporcionan; pero ¿quién responde de quienes ponen los datos? Todos deseamos, anhelamos, claro está, que se encuentre el modo impecable de hallar salida al laberinto. Rayos X, radar, computadoras, detectives, lo que sea necesario para aliviar la corrupción e imponer la honestidad acrisolada en nuestra vida pública. Con un añadido, no por audaz menos indispensable: sancionar las fortunas inexplicables y también muchas de las “explicables” que no unan otro requisito más de fondo, ser justificables.

Publicado por pocote

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