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2010/09/09

Co Latino-Ciencias Sociales y crisis social (3) | 08 de Septiembre de 2010 | DiarioCoLatino.com - Más de un Siglo de Credibilidad

 René Martínez Pineda.09 de Septiembre. Tomado de Diario Co Latino.(Coordinador General del M-PROUES)

Esas son las paradojas de las ciencias sociales –la más relevante de ellas: el permanecer mudas en medio de una crisis social de grandes dimensiones- que han sido gestadas y entrenadas, tanto en las ignotas escuelas universitarias como en los nuevos campos de conocimiento en los que, mayoritariamente, se siembran, abonan y cosechan problemas viejos que no se pueden comprender ni transformar monodisciplinarmente.
Queriendo resolver esas paradojas, se puede afirmar que la construcción del nuevo paradigma en ciencias sociales debe considerar, al menos, las siguientes premisas: a) la comprensión holística de lo social desde lo transdicisplinario y la cotidianidad, para reconstruirlo como totalidad teórica y readecuar conceptos en función del objeto de estudio y de un tiempo-espacio no lineal, para que la territorialidad no sea un simple telón de fondo de los hechos, ni el tiempo sea un simple “ir y venir”.
Lo anterior, permitirá hacer la crítica epistemológica (descubrimiento de nuevos saberes y encubrimiento de viejas falacias) ya que los conceptos propios de una ciencia social serán vistos, por un momento, desde la lógica no intrusiva de las otras; b) recuperar la perspectiva ideológica –en tanto la ciencia es un producto humano y, por ello, no se libra de tal perspectiva- sin que eso implique ideologizar lo científico, y sin caer en la tentación de poner la ideología como juicio teórico, o de someter la ciencia a un interés político; y c) salirse de la trivialización a la que las está llevando la publicidad sin erudición (conceptos y tesis dietéticas –incoloras, insípidas e inodoras- con énfasis mercantil y con jerga mercadológica, o escéptica, para abordar los hechos sociales como “algo inerme y esterilizado”) lo que les impide analizar la causalidad y la efectualidad presente, pongamos como fiel ejemplo, en tesis como: “el calentamiento global es responsabilidad de todos”; “pensar globalmente, actuar localmente”, lo que a todas luces es un slogan que, deliberadamente, excluye al Estado y elimina lo real del contexto.
Por otro lado, las ciencias sociales deben saber aprovechar, de la mejor forma posible, el aporte conceptual y comprensivo que les ha hecho, tanto la literatura comprometida (“El laberinto de la soledad”; “Ensayo sobre la ceguera”; “Patas arriba”, por ejemplo) como los imaginarios sociales de las minorías dentro de los distintos países, sobre todo si se quiere reivindicar -en tanto parte orgánica de la cotidianidad- lo pluricultural, cual expresión del progreso acelerado de las comunicaciones; lo intercultural, como producto natural del proceso de integración de las naciones; y, sobre todo, lo intracultural, en cuanto fusión creativa, aleatoria y contestataria de diferentes culturas en un mismo tiempo-espacio.
En ese sentido, el reto a asumir por las ciencias sociales es incorporar, en su gran relato, otras visiones de mundo en cada sociedad, y entonces pensemos en temáticas tales como: los mecanismos e idearios para resolver los problemas de la delincuencia y la impunidad que usaban las comunidades indígenas.
La incorporación de otras visiones y tiempos en el gran relato de las ciencias sociales implica, en términos epistemológicos, incorporar el futuro como objeto de estudio, en tanto futuro y pasado son expresiones de un mismo proceso cronológico que se resuelve colectivamente en el presente a través de las utopías. En esa lógica, las utopías –como tendencia posible- deben formar parte del objeto de estudio de las ciencias sociales, y eso las diferencia sustancialmente de las ciencias naturales.
Ahora bien, es claro que no hay certeza sobre el futuro -ni puede haberla en términos matemáticos-, no obstante, las imágenes del futuro (tanto como las de la muerte y el paraíso terrenal) influyen en el modo en que los seres humanos actúan en el presente, o sea impactan su cultura. Por tal razón, los conceptos de utopía, eternidad, felicidad y futuro están relacionados con las imágenes del progreso posible, cuya realización le compete estudiar a las ciencias sociales como un espacio no exclusivo de las ciencias naturales, pues, depende de la creatividad humana en los momentos colectivos.
En términos educativos, esos nuevos retos exigen que las ciencias sociales consideren e incluyan cambios tales como: a) analizar la pertinencia teórica, metodológica e histórica de mantener la división disciplinar entre las distintas ciencias que la componen o, en su defecto, abrirse a otras alternativas de integración disciplinar, pero sin renunciar a la especificidad de los objetos de estudio y sin botar los puentes entre lo social y lo natural. Lo anterior significa construir, teóricamente, el equilibrio entre la universalidad y la particularidad -y la sociedad y la naturaleza- al que, desde lo cotidiano, aspiran las ciencias sociales, o sea construir alternativas macrosociales teórico-prácticas que, sin negar las diferencias microsociales, permitan redactar amplios corpus teóricos de comprensión de los hechos sociales, superando el divorcio artificial entre la lo objetivo y lo subjetivo, es decir, haciendo de la ciencia el instrumento idóneo que permite objetivar la subjetividad, para no caer en la sublime manipulación ideológica de ésta, que convierte los dramas sociales en verdaderas hazañas de las que, supuestamente, debemos estar tan orgullosos que estamos en la obligación de sufrirlos con cristiana resignación.
Para tener una breve noción de lo que significa tal manipulación, volvamos al editorial del Diario Latino titulado “El drama del emigrante” (jueves 5 de octubre de 1972) en el que respondiendo la pregunta ¿por qué ese entusiasmo, esa alegría de vivir, esa  poderosa fuerza de voluntad del salvadoreño? se afirma lo siguiente: “porque somos un pueblo sufrido y de trabajo, y el trabajo nos alegra. Porque se nace, se vive y se muere trabajando. Hay que fijarse en el dato: más de diez mil salvadoreos salieron hacia Panamá, y El Salvador no sintió el vacío de esas diez mil almas, porque ya por aquel tiempo (aos de la Segunda Guerra Mundial) contábamos con mucha gente en disponibilidad, a la cual no se podía dar ocupación”.
Entonces, estoy afirmando que no se pueden desarrollar las ciencias sociales sin tener como libro de texto privilegiado la calle y, sobre todo, sin potenciar su enseñanza a todo nivel; sin buscar a sus jóvenes talentos, así como se buscan para la matemática o la música; sin equilibrar lo cotidiano y lo supra-cotidiano en la noción de imaginario social… y esto es más complejo de lo que parece.

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Sin lugar a dudas, las amenazas de supuestas pandillas contra el transporte público, y otros rumores encaminados a generar miedo entre la población civil, ayer, así como la quema de un autobús, fueron acciones que podrían ser una respuesta del crimen organizado por la aprobación de la ley de antipandillas, o por el decomiso de más de diez millones de dólares que estaban enterrados en una finca en la jurisdicción de Zacatecoluca, departamento de La Paz.

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