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2010/09/15

Co Latino-Ciencias Sociales y crisis social (4) | 15 de Septiembre de 2010 | DiarioCoLatino.com - Más de un Siglo de Credibilidad

 René Martínez Pineda(Coordinador General del M-PROUES). 15 de Septiembre. Tomado de Diario Co Latino.

Las preguntas que deben rondarnos son: ¿por qué se privilegia lo jurídico y lo político en el abordaje de la realidad, obviando lo social? ¿Cómo explicar el absurdo de que grupos vinculados a crímenes macabros contra gente humilde, hagan exigencias de orden social similares a las que, como “Caballo de Troya”, hace la derecha, preparando condiciones para un Golpe de Estado técnico, o a las que patrocina el crimen organizado, para mantener entretenido al ejército y la policía en las calles, mientras se mueven barriles?
Antes de responder, hay que tener claro que las ciencias sociales no son un tipo de política partidaria erudita, pues, parten de análisis críticos autónomos, lo que no implica negar el ideario ideológico que, históricamente, se resume en el compromiso social que signa a toda acción humana.
Un ejemplo, es lo que pasa con la identidad nacional, debido a que se basa en el «nosotros» y «los otros» que se sustenta en la existencia del Estado-nación -así como en el papel que éste cumple como configurador de la experiencia de la realidad social- sin tomar conciencia de que ese papel se mueve en otra dirección porque están surgiendo instancias que lo eclipsan (Unión Europea, ALBA y, en el peor caso, las empresas globales y los grupos delictivos). En ese contexto, es difícil saber cómo se combina lo global y lo local, con lo que se pierde la perspectiva sobre la realidad concreta. En esos nuevos escenarios, lo estratégico de las ciencias sociales –según aprendí de los maestros y maestras de Tercer Ciclo, de Ahuachapán, que asisten al curso de capacitación dado por el Ministerio de Educación- es: ayudar al estudiante a entender multilateral y críticamente la realidad social en su movimiento, para que pueda poner en juego el dominó de las implicaciones internas y externas.
Considerando la significación mediática, las ciencias sociales deben darle cabida a lo relacionado con los medios de comunicación, debido a dos razones: a) en muchos casos, dichos medios son los que “imponen” la agenda de país, definen la legalidad y modelan la identidad nacional, de acuerdo a los intereses de la clase dominante; y b) hay una parte importante y creciente de la realidad que el estudiante interpreta a través de ellos. Por eso, el objetivo terminal de las ciencias sociales debe ser “que el estudiante aprenda a leer críticamente el periódico, analice críticamente un programa de televisión, una película, una entrevista, un comercial, una serie, un titular, un silencio.
En lo educativo, en ciencias sociales se debe insistir en la actividad autónoma del estudiante, pues, el aprendizaje real es el que aquel realiza por sí mismo, y para sí mismo, en complicidad con el maestro, el texto, la calle, el sistema educativo. En esa línea, se debe aceptar que el estudiante demanda espacios que le permitan hacerse responsable, tanto en la elección de temas como en la entrega de trabajos y redacción de conclusiones, pues, la confianza es la base del aprendizaje real. Y es que, el objetivo final de las ciencias sociales debe ser: preparar al estudiante para la ciudadanía democrática, y en ello es vital la participación en el aula, lo que incluye debatir con el maestro y cuestionar las teorías, lo cual no implica crear un caos didáctico. El maestro debe elaborar una agenda de temas relevantes –esa es su autoridad académica- entre los que se puede elegir, y dar instrucción breve sobre cómo hacerlo sabiamente. Lo anterior potencia la motivación y el compromiso, desarrollando una habilidad crucial: la autonomía académica.
Teóricamente, en ciencias sociales es preciso objetivar el saber -volver real el concepto, ponerle paredes cotidianas a la realidad, darle un rostro familiar a los problemas- y eso se logra con la participación autónoma del estudiante, quien crea otras comprensiones mediante un proceso social de construcción teórica, hallándole sentido a lo aprendido, trazando un mapa de conexiones teórico-prácticas que acaba en actos que prueban el aprendizaje: presentar, ante las autoridades educativas, propuestas de solución a los problemas comunitarios; enviar cartas o e-mails peticionarios -como forma de presión- a los funcionarios correspondientes, asumiendo el protagonismo social estudiado en clases.
La participación autónoma genera un beneficio extra: construye la cultura democrática de la escuela. Didácticamente, deben comprometer al estudiante, tanto en la indagación personal como en el aprendizaje social, sin violentar la individualidad, pues, no todo tiene que ser –o puede ser- hecho en grupo. Es sensato el balance entre trabajo individual y grupal, ya que unos aprenden mejor individualmente y otros grupalmente, por lo que es preciso convertir el aula en “un taller socioeducativo”, para que un grupo de rendimiento dispar funcione.
Hoy, está de moda el aprendizaje significativo, pero, pocos maestros saben cómo lograrlo porque están casados con lo memorístico. Yo prefiero hablar del aprendizaje real en el que muchas acciones deben ser breves e informales (hecho educativo), en tanto momentos para ayudar al estudiante a: analizar en profundidad un problema usando elementos conceptuales ajenos a la teoría social, para cualificarla; pensar en el espíritu de un texto; escribir al final de la clase (en el que llamo diario de lo social) sus reflexiones sobre lo comprendido, para que el curso cuente con una especie de memoria del aprendizaje. 
Finalmente, la comprensión en ciencias sociales debe construirse sobre el conocimiento “dado” del estudiante, tanto de su vida cotidiana como de su país, en lugar de asumir que “nada saben”. Ciertamente, no debemos despreciar lo que llamo “enculturación como herramienta de aprendizaje”, pues, los niños oyen más cuidadosamente las conversaciones adultas de lo que queremos aceptar y, además, consideran a los medios de comunicación como pregoneros válidos. En ese sentido, los niños y jóvenes perciben los problemas, las paradojas comunitarias, la crueldad social, los tabú, con mayor agudeza de lo que creemos.
En países como el nuestro, los niños y jóvenes de los sectores más pobres (que son a quienes atiende el sistema público) son obligados a asumir la adultez y a convivir con la muerte desde muy temprano. Mucho de ese conocimiento lo adquieren y legitiman fuera de la escuela y, por tanto, tienen la capacidad de manejar, al menos rudimentariamente, los conceptos e ideas críticas de las ciencias sociales: poder, territorialidad, autoridad, crimen, grupo social, disparidad cultural, control social. Entonces, la tesis de que los jóvenes no pueden manejar las abstracciones de las ciencias sociales hasta el bachillerato, es un fraude académico que nos impide buscar a sus jóvenes talentos.

Ciencias Sociales y crisis social (4) | 15 de Septiembre de 2010 | DiarioCoLatino.com - Más de un Siglo de Credibilidad

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