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2010/09/17

Co Latino-Cultura urbana en un país de migrantes | 17 de Septiembre de 2010 | DiarioCoLatino.com - Más de un Siglo de Credibilidad

 Ramón D. Rivas.17 de Septiembre. Tomado de Diario Co Latino.

(Parte 1 de dos)
El título de este artículo es lo que me ha hecho reflexionar esta semana en el marco de los 189 años de la celebración de la «Independencia» y que ahora quiero compartir con los lectores en dos entregas. Precisamemente, hoy en día cuando se habla de culturas urbanas como fenómenos modernos es que considero que no se puede hablar de una cultura urbana estandarizada en El Salvador por el solo hecho que la misma no es homogénea.
La historia sociocultural del país, desde la conquista y colonización, ha sido un acontecimiento relacionado con un marcado clasismo y con un fuerte racismo que en algunos momentos de la historia ha presentado matices más fuertes. Las condiciones económicas de determinados sectores, instituciones como el ejército y los estratos sociales divididos entre indígenas, campesinos, obreros, clase media, alta y burguesía han sido elementos que han impedido que se pueda hablar de una cultura urbana generalizada. Hay una cultura urbana en el país exclusiva de un sector privilegiado que puede acceder a cualquier tipo de productos culturales.
Por ejemplo; en San Salvador se nota una especie de fragmentación dividida en sectores altos y de clase media y baja, a nivel social. A nivel económico son prácticamente dos mundos diferentes que no se relacionan entre sí. En los últimos años hasta los mismos centros comerciales han sido instalados pero en diferentes sectores sociales y son los mismos productos los que se ofrecen y las mismas diversiones. Hay supermercados y centros comerciales aquí y allá pero los de aquí prefieren esos y los de allá prefieren los suyos. Las diferencias en el vestir, hablar y hasta en los gustos se percibe desde lejos.
Pero también, podemos decir que el acceso al mercado cultural es diferenciado y varía de acuerdo a los gustos y preferencias pero además eso se evidencia en la participación en lo referente a la educación y la salud. La calidad de estos servicios no es la misma para todos los sectores ya que hay escuelas de “primer nivel” y de segunda y hasta de tercer nivel y lo mismo es para la salud. Por vivir en una sociedad cosmopolita hay sectores en los que su reracionamiento tradicional persiste y se impone al del patrón cultural citadino.
El crecimiento de la violencia radica, en gran parte, en el hecho que el Estado a lo largo de la historia no ha podido articular políticas sociales y económicas demandadas por la población, lo que ha polarizado las relaciones sociales creando pobreza, desempleo e incertidumbre entre los sectores más pobres, lo que lleva a un incremento de la violencia. El Estado hoy en día hace lo que puede, pero el problema es de larga data. La situación  se agrava con la emigración campo-ciudad, al no insertarse los sectores migrantes al mundo laboral citadino. No hay trabajo. Al no existir políticas adecuadas en la preservación y conocimiento del patrimonio histórico de las ciudades, la inseguridad, la violencia y la contaminación, entre otros aspectos, no contribuyen en nada a la generación de un espacio ritual de identificación local.
En la periferia de la gran ciudad se han creado los anillos de miseria llevando a la generación y existencia de subculturas ahora agrupadas en pandillas juveniles conocidas como maras. Hablar de una cultura urbana en el país trasciende por ejemplo trabajos como: San Salvador. El esplendor de una ciudad (1880.1930), de Gustavo Herodier, o San Salvador,  Historia Urbana (1900-1940), de América Rodríguez, pues estos trabajos light solo representan una idealización de San Salvador y no hacen un estudio profundo sobre lo urbano donde la apropiación del espacio social es clave en el control y marginación que el grupo hegemónico hace sobre el resto de grupos sociales.
En El Salvador la poca diversificación del mercado cultural se limita sólo a determinados activismos culturales y eso  la Secretaría de Cultura bde la Presidencia esta trabajando para cambiar,  pero falta mucho el en lo referente a ese sentido de apropiamiento y expresión de ese mundo citadino. Podemos afirmar que al hablar de una cultura urbana hace falta ahondar en la conformación de ese mundo urbano que no ha sido del todo pacífico y que evidencia el enfrentamiento entre tradición y modernidad y en donde el debate y el conflicto social van más allá del esplendor infraestructural para humanizar esa apropiación del espacio urbano.
Los campesinos y los indígenas no forman parte del espacio urbano. Consideramos además que el mundo citadino expresa sus manifestaciones culturales y a la vez sus problemáticas en la vida nocturna, como sucede en las grandes ciudades del continente latinoamericano, pero en El Salvador urbano esto sucede pero a una escala menor. Estos espacios nocturnos pueden servir como barómetros sociales pues su función es expresar las frustraciones, esperanzas y sueños de la persona pero no existe esa cultura y la poca que se presenta más parece algo forzado. El Estado, desde una perspectiva histórica, por no tener esa política de prevención de problemas sociales ha hecho que el fenómeno de la violencia se acreciente notablemente en el país lo cual no permite un racionamiento franco y abierto entre los grupos sociales.
El pensar en el involucramiento de todos los sectores pertenecientes a la comunidad con ideas creativas de beneficio para todos; por ejemplo esforzándome por llegar a crear circuitos y estrategias efectivas para el fomento del turismo urbano y por ende para el fortalecimiento de la identidad local. La cuestión es que se constata un fuerte proceso de debilitamiento, en el sentido de la pérdida de elementos propios de la cultura en nuestro país, pues así lo considero, hay un debilitamiento que coincide con su decreciente protagonismo en la historia salvadoreña en la última década pero que viene desde los inicios de la conformación de la república. No hay ni ha existido un proyecto de nación. Como no se trata de lamentar las consecuencias que ha tenido para nuestro país su impúdica despersonalización, sólo nos referiremos al fenómeno de asimilación cultural protagonizado por la constante  Esta cultura de la migración nos ha llevado a la transculturización como país con todas las consecuencias del caso.
Continuará…

Cultura urbana en un país de migrantes | 17 de Septiembre de 2010 | DiarioCoLatino.com - Más de un Siglo de Credibilidad

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