Editorial.04 de Septiembre. Tomado de Diario Co Latino.
Aún y cuando como medio pusimos nuestra reser va a la conveniencia de penalizar a las maras o pandillas, por ser un fenómeno de delincuencia social, producto de la exclusión social, entendemos también que el actual gobierno debe no solo darle respuesta al clamor popular, sino combatir la delincuencia venga de donde venga.
La decisión del Presidente de la República, de crear la ley que prohiba la existencia de las maras o pandillas, así como otras estructuras del crimen organizado, seguramente no fue fácil, por eso inclusive, hizo las consultas a los diferentes sectores, para que le abonaran en ideas o sugerencias, que permitieran crear una ley que no fuera en contra de la Constitución, ni de los convenios internacionales.
La decisión final la tomó el Presidente Funes, luego, que supuestos mareros o pandilleros, incendiaran un microbús con 17 pasajeros en su interior, quienes murieron carbonizados.
La Policía, de manera efectiva logró la captura de algunos sospechosos, mientras que otro se entregó a la justicia. Sin lugar a dudas, esos signos de barbarie, así como los 11 ó 12 homicidios diarios, requerían de una respuesta, y esa ha sido dada.
En tal sentido, creemos que la ciudadanía debe apoyar al gobierno del Presidente Funes, y confiar que la ley se aplicará sin excesos, es decir, que se le aplique a quienes tiene que aplicársele, sin llegar a reproducir los mecanismos que utilizaron en tiempos pasados con la “Mano Dura” o “Super mano dura”, de capturar en masa por vestir mal o vivir en zonas históricamente controladas o con presencia pandilleril.
La ciudadanía debe tener claro también, que la ley por si misma no terminará con el crimen pandilleril, de la noche a la mañana, pues, la ley no es milagrosa. Que dependerá del trabajo serio y profesional de la Fiscalía General de la República, y, de, por supuesto la Policía Nacional Civil.
Lo que sí debemos hacer los salvadoreños es confiar en el gobierno y las autoridades de seguridad. Pero también hay que contribuir a crear espacios y mecanismos para que los pandilleros o mareros que quieran insertarse a la sociedad puedan hacerlo.
Esto también deben considerarlo las autoridades, y, sobre todo, la sociedad civil y productiva del país.
Aplaudamos al gobierno los esfuerzos que hace para combatir el crimen, pero, no esperemos milagros.
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