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2010/09/11

Co Latino-Más putas que nunca/Historia del periodismo en Venezuela | 08 de Septiembre de 2010 | DiarioCoLatino.com - Más de un Siglo de Credibilidad

 11 de Septiembre. Tomado de Diario Co Latino.

Introducción del libro “Más putas que nunca/ Historia del periodismo en Venezuela”.
José Sant Roz.  
Kariña Editores

¿Qué mejor método de intimidación, que un ego occidental soberano?
Edward W. Said

Seres de un potente ego soberano nos estudian desde sus lejanos laboratorios. Han conseguido definir nuestras funciones, aptitudes, carácter, deseos y condiciones morales. Pontifican en sus análisis e investigaciones que debemos ser controlados. Estos analistas están conscientes de que el mundo debe funcionar de una única manera. Evalúan permanentemente cuáles son nuestros comportamientos primarios, nuestro juicio, lo básico que requerimos para subsistir.
En su cartilla de definiciones encontramos, “indios”, “orientales”, “africanos”, “latinoamericanos”. Los que dirigen estos laboratorios se auto-catalogan blancos. La variedad de los restantes colores poco se diferencian unos de otros: “negros”, “morenos”, “azules”, “amarillos”, “marrones”. El blanco es la luz y el negro (o cualquier otro), su ausencia.
Está programado para los dueños de estos laboratorios que los “controlados” carecen de raciocinio, de lógica, de sentido autocrítico, de espíritu moderno. La cultura de los “controlados” es un plagio, en materia de conocimiento, educación y cultura, todo en ellos está adulterado. Es decir, nacemos sin profetas ni doctores. La poca ciencia y religión que poseemos nos han sido prestadas, mientras que las ideologías a las que nos asimos resultan simples juegos de máscaras: deudas, golpes de Estado y permanentes rebeliones.
Somos, en una palabra, omniimcompetentes. Ese es el papel escogido por el dios cristiano para nosotros. Cuando nacemos, este gen del atavismo omnibrutal de nuestra condición de esclavos es lo primero que sale a flote. Entonces comenzamos a darnos cuenta de que existen sentimientos personales supremos que son órdenes, que son afirmaciones y determinaciones explícitas que hay que acatar. Este es el numen y la raíz del dominio que ejercen los medios de comunicación social sobre los esclavos de la Tierra. Ella se yergue cual ser intocable, descomunal, envolvente, inderrotable. Por atavismos recordamos cada hora, cada día, esa primera cartilla que nos fue leída hace cinco siglos, frente al mar y bajo unas esplendorosas palmeras:
“… Y si no lo hicieseis o en ello maliciosamente pusieseis dilación, os certifico que con la ayuda de Dios, nosotros entraremos poderosamente contra vosotros, y os haremos guerra por todas partes y maneras que pudiéramos, y os sujetaremos al yugo y obediencia de la Iglesia y de sus Majestades, y tomaremos vuestras personas y de vuestras mujeres e hijos y los haremos esclavos, y como tales los venderemos y dispondremos de ellos como sus Majestades mandaren, y os tomaremos vuestros bienes, y os haremos todos los males y daños que pudiéramos, como a vasallos que no obedecen ni quieren recibir a su señor y le resisten y contradicen; y protestamos que las muertes y daños que de ello se siguiese sea a vuestra culpa y no de sus Majestades, ni nuestra, ni de estos caballeros que con nosotros vienen; y de cómo lo decimos y requerimos pedimos al presente escribano que nos lo dé por testimonio signado, y a los presentes rogamos que de ello sean testigos”. (1)
Cada ser de los condenados de la Tierra que hubiese tenido el valor de reflexionar sobre su condición de esclavo y que hubiese procurado buscar una salida para dejar de serlo tanto para sí como para su gente, de ipso facto el mundo de las Majestades le habría restallado la fusta en la cara, para darle lo que se merece: “bruto despreciable”, “mono feroz”, “déspota de corazón”, “tirano”, “enemigo nato de la libertad de expresión”, ¡¡¡¡¡¡¡TOMA!!!!!!!
Con los siglos de los siglos, esas Majestades y muchas otras que se irían incorporando, renovando, en el papel de dominadores, nos relegarían a la simple condición de telespectadores. Lo que hoy somos. Convertidos en los pequeños seres adiposos y desahuciados, atragantados con toda la indigerible basura del mercado (puro vil espectáculo) que día tras día, de manera imparable e implacable, nos echan por la tele. Así pues, que ya las huestes de los egos inconmensurables no necesitan ir por el mundo conquistando a sangre y fuego a los “bárbaros” o “salvajes”, sino que los tienen dulcemente sujetados por los huevos, petrificados, mirando fijamente una pantalla, y haciendo con ellos lo que les venga en gana.
Los medios de comunicación social fueron creados para adormecer la mente e impedir el dolor de tener que pensar. Si el poeta Friedrich Schiller dijo en el siglo XIX, que contra la estupidez los mismos dioses luchan desesperadamente sin alcanzar la victoria, los medios de comunicación social tratan de que esa idiotez sea la razón de la existencia misma en la Tierra. Ahora, incluso, hay personas que adquieren una conciencia suicida de esta farsa pero se aferran a ella para no “sufrir”. Lo que ha venido probando la realidad es que en el cuerpo humano no hay algo más inútil que el cerebro. Se vive más “feliz” si se hace el menor uso posible de este órgano. He aquí el quid del asunto.
Ese hombre moderno, que logra moverse gracias a las leyes físicas, sujeta en la parte superior un exquisito hueco por donde lo arrastran como un triste maniquí. Los seres modernos no llegan siquiera a la condición de hombre-avestruz, aunque vivan con la cabeza hueca, pertinazmente hundida en el cajón del televisor. Raymond Chandler lo dice con suma claridad: “Te arrellanas ante el televisor y ya no te hace falta el cerebro”.
Muy pocos seres pensantes, se toman el trabajo de investigar, de asociar ideas o hechos, de discernir una noticia y de leer entre líneas lo que se estampa en los titulares de prensa, en los libros, en las vallas, en cualquier anuncio. La gente cuando llega cansada a su casa se echa en una poltrona, enciende el televisor y deja que éste le revele la razón y causa del universo. La verdad es otra cosa. No estamos para verdades. Para nada cruel que nos toque, por lo que alguien descubrió que resulta todo un jugoso negocio evitársela a la gente, transformarla, deformarla. La televisión es el sistema mejor planificado y estructurado para que la verdad sea almibarada, retocada, inflada o destrozada, según cada caso. La humanidad viviría mucho mejor sin las crueles revelaciones de la verdad. Una de las metas de la nueva tecnología es procurar mecanismos que cada vez hagan menos necesario el uso del cerebro. Por otro lado, lo más seguro es que el cerebro no sea otra cosa que un tumor. Un tumor, al que habría que extirpar, ¿pero cómo? En esto se viene trabajando arduamente mediante el uso y efecto de logos, códigos, marcas, modelos, diseños, claves, patrones, iconos, spots, imágenes, etiquetas y símbolos. En definitiva, como nunca antes, se puede decir que la humanidad es feliz precisamente porque está jodida.
Son muy pocos los dueños de los medios de comunicación social poderosos, pero desde hace siglos son los que gobiernan el planeta, los que imponen las reglas de juego en la política, en la economía, en lo que está permitido saberse y conocerse. No hay nación realmente libre, todas se han vuelto apéndice de las decisiones de los Estados que controlan el mundo: Estados Unidos, Italia, Inglaterra, Francia y Alemania. Por esta misma razón, los medios poderosos son lo más opuesto a libertad de expresión o libre pensamiento. Por su intrínseca naturaleza, no existe medio poderoso que no sea un firme aliado de la oligarquía terrateniente, del gran empresariado y de la jerarquía católica. Por lo tanto, los periodistas que le prestan servicio son todos palangristas (putitas callejeras). A decir de Karl Kraus, lo que mejor define a un periodista es esa capacidad de vivir describiendo hechos para los cuales carece de ideas propias. Debe además decirse que de todos los disociados el que peor se encuentra es ese mismo periodista que sirve a un medio privado; convertido en disociado es también el peor informado. El periodista es el intestino del sistema que procesa y manipula a gusto del dueño toda la mierda que llega a los medios de comunicación.
En América Latina, el conglomerado mediático constituido por casi todos los canales de televisión, las empresas de televisión por cable, las radioemisoras, los principales diarios, las revistas, los más poderosos portales y servidores de internet, en más de un 95% pertenecen a la ultra-derecha. Uno de los grandes errores que cometió el presidente Hugo Chávez fue creer que podía meter en cintura a los medios, al desmontarles sus diarias mentiras mediante las cadenas presidenciales, con sus fulminantes claridades, con su verbo contundente y con la inmensa honestidad de sus actos. Hoy, después de más de diez años de gobierno se puede decir que no existe lucha que valga frente al juego sucio y permanente de la difamación y de la mentira. El gobierno que caiga en la trampa y estupidez de enfrentarse con medias tintas con esos medios que difaman con harta vulgaridad y desparpajo, está irremediablemente perdido. Si un gobierno revolucionario no los aplasta con la dureza que merecen, acabarán ellos destruyendo el Estado, el país, al pueblo. No hay en este caso ninguna solución con el sistema de leyes que nos han sido impuestas por el sistema capitalista: o se les elimina sin ninguna clase de contemplaciones o ellos exterminan para siempre el verdadero sentido de la libertad de expresión.
Inocentemente se llegó a creer que en algún momento la gente por sí misma se convencería (mediante la presentación y análisis de las verdaderas patrañas diseñadas por los laboratorios de estos medios, por estudios y trabajos comparativos de la realidad con sus inventos), de cómo los medios de comunicación los manipulan. Inútil. Debe existir algún gen que se impone. Mucha gente en Venezuela, después del golpe dirigido por los medios el 11 de abril del 2002 (11-A), donde hasta la saciedad se mostraron evidencias de la trama que armaron los medios de comunicación para urdir aquel crimen, todavía sigue convencida de que “hubo un vacío de poder” y que el presidente Hugo Chávez realmente había renunciado a su cargo. Por lo que no importa la verdad aunque se muestren los hechos sino los prejuicios que nos dominan y controlan: las parcialidades o conveniencias personales, sean racistas o de carácter económico. Ya no se trata sencillamente de demostrar si esos medios como Globovisión mienten. No, hoy la verdad se acepta según sea el medio que la divulgue. El razonamiento se reduce a esto: como a mí no me gusta el presidente Chávez yo sólo creo en lo que Globovisión me muestra sin molestarme a analizar si es cierto o no. Y por esto, Globovisión representa en sí mismo la oposición al chavismo: define los candidatos, dicta las normas de por quién votar en las elecciones y pretende ser el juez rector de cuanto ocurre en Venezuela: absuelve criminales, pulveriza expedientes judiciales que comprometan a los que con sus crímenes y delitos atacan al gobierno; dictamina quién es o no inocente, quién roba, cuántos son los muertos diarios por la violencia y en general el estado permanente de conmoción, de tristeza, de penumbra y horror que según ellos vive el país; y qué decir de los programas de radio mil veces más ofensivos, mil veces más difamatorios e inmorales contra el presidente que gran parte de la población en los taxis, en las busetas, en los hospitales, mercados, terminales, tiene que tragarse.
Casos que han sido comprobados como inventos de Globovisión, para millones de venezolanos siguen siendo ciertos, constantes y totalmente formales, todo sacado de contexto, tales como:
- El 11-A del 2002 no hubo golpe sino vacío de poder.
- Cunden cientos de casos de hostigamiento judicial a periodistas.
- Hay un millón de periodistas perseguidos por el gobierno (expresión de una periodista de Globovisión).
- En Venezuela existe un narco-estado.
- Chávez es guerrerista y está armado hasta los dientes.
- Chávez frecuentaba prostíbulos.
- El satélite (chino) Simón Bolívar presenta grave avería, y se viene abajo.
- Venezuela es un gobierno injerencista: impuso el gobierno de Correa, el de Evo, el de Daniel Ortega e interfiere en los asuntos internos de Perú, Colombia, México, Chile, El Salvador, Honduras, etc.
- Chávez ha planificado masivos fraudes electorales en todas las contiendas en que ha ganado.
- En Venezuela no hay Estado de derecho.
- En Venezuela no hay libertad de expresión.
- El gobierno cierra canales de televisión independientes.
- El gobierno clausura emisoras de radio independientes.
- Venezuela es el país más inseguro y violento del mundo.
- Los terratenientes más ricos de Barinas son los miembros de la familia del Presidente.
- Chávez le pega a sus mujeres.
- La chequera de Chávez compra a Oliver Stone.
- Chávez consume coca.
- Chávez regala nuestro petróleo.
- Chávez usa relojes y trajes que cuestan cientos de miles de dólares.
- Los chavistas mandaron a matar al Fiscal del Ministerio Público Danilo Anderson.
- El gobierno bolivariano controla todos los poderes del Estado.
- Células terroristas de las FARC y Hizbolá operan en Venezuela.
- Tropas venezolanas sofocan rebeliones en aeropuerto de Bolivia.
- FARC accedió a cohetes comprados por Venezuela a Suecia.
- Venezuela envía uranio a Irán.
- Las computadoras de Reyes estremecen a América Latina.
- Lo del maletín de Antonini Wilson resultó del todo irrefutable.
- Venezuela está aislada en el mundo.
- El gobierno bolivariano mantiene una brutal censura de prensa.
- Vivimos en dictadura.
- Se persigue a los católicos.
- El gobierno venezolano es el más corrupto del mundo.
- PDVSA está quebrada.
- Venezuela tiene la peor situación económica de la región.
- Venezuela ha sido condenada por la CIDH
- La única obra grandiosa de este gobierno es la trocha Caracas- La Guaira.
- La propiedad privada vive en peligro o ya no existe.
- El gobierno le quiere quitar la patria potestad a las familias.
- Avanzamos hacia el comunismo.
- Las Fuerzas Armadas Venezolanas están controladas por cubanos castro-comunistas.
- Tenemos una permanente escasez de alimentos.
- Incremento de los índices de pobreza.
- Paralización de la construcción.
- En Venezuela se viola cada vez más la autonomía universitaria.
- Quiere introducir una ideología totalitaria en la enseñanza.
De modo pues, que si conoces qué clase de programas de televisión domina la audiencia de un país, estarás en condiciones de saber cómo funciona moralmente esa sociedad. Por ejemplo, en toda América Latina está instalado en el alma de los pueblos un verdadero cabaret mediático, y el mundo cultural, las costumbres, los valores más sagrados (religión, educación, derechos humanos) destrozados por la interferencia de estos medios. Se cree que amar es putearse, que la viveza es de los valores supremos del ser humano, quien no consume droga o alcohol es un infeliz; que la pornografía, el chisme y la farándula son lo máximo y más terrific. En Venezuela se está librando una lucha frontal contra estas pestes mediáticas que causan estragos en Colombia, México, Argentina, Perú, Chile y toda Centroamérica. De modo pues, que tratar de eliminar esas lacras (como lo ha intentado el presidente Rafael Correa en Ecuador, contra un programa de Laura Bozzo) constituye para los medios poderosos un atentado contra la libertad de expresión. Realmente lo que hacen estos medios es defender a muerte la más denigrante depravación humana, la pornografía más bestial, una descomposición generalizada de la cultura de nuestros pueblos para así engañarlos y estafarlos mejor. Llevamos casi diez años en una encarnizada batalla contra estas sentinas. Los sueños han cambiado, ya los periódicos no se leen como antes sino guiñando los ojos. Ya no se cree como antes en eso de la veracidad informativa que todos traen en sus frontispicios.
Venezuela y Ecuador, son hoy los únicos países donde se libra una clara lucha contra los imbéciles trasegadores de mentiras. Es Venezuela el país donde se ha planteado un debate frontal para señalar a los príncipes ya en cueros de la comunicación social. Se podría igualmente decir que hoy se plantea toda una revisión de la historia en función del descubrimiento de lo ocurrido en los últimos diez años en Venezuela, que no es otra que la realidad del poder totalitario de los medios de comunicación retratada en la obra “1984”, de George Orwell. En definitiva, todo en el mundo está fundado sobre falacias.
Casi nunca los pueblos han elegido a sus gobernantes: son ciertas élites las que los imponen. Podría decirse que el 95% de lo que muestran los medios está intencionalmente planificado para estafar la buena fe de las personas. Es uno de los negocios más lucrativos. Y la historia está llena de truculencias al estilo de lo que se ha difundido, por ejemplo sobre Jack El destripador, como la falacia del hundimiento del Maine en las costas de Cuba, las tramas de la muerte de Diana de Gales o las triquiñuelas fantásticas según las cuales unos “terroristas árabes” derribaron las torres gemelas el 11 de septiembre de 2001, en Nueva York. En estas mentiras ha vivido sumergido el mundo desde que nació la gran prensa; su uso fue el arma formidable que descubrió el magnate William Randolph Hearst para poner en marcha el negocio del amarillismo, la compra y venta de políticos, el chantaje y el terror. ¡EL TERROR! Es tan cierta esta afirmación sobre el uso del terror por parte de los medios, que la tragedia de la humanidad que se generó a partir del 11-S de 2001 fue una trama del imperio euro-americano para tratar de paliar sus crisis económicas. A ocho años de aquella masacre planificada en la torres gemelas de Nueva York, The New York Times fustiga terriblemente a Barack Omaba por no conmemorar esa fecha con alardes belicistas. Dice:
(…) el Presidente Obama fue al Capitolio por la noche de este miércoles para pronunciar un aterrador discurso sobre seguridad de la salud, la amenaza republicana a la reforma del seguro de salud y los enemigos del progreso; manifestantes en el ayuntamiento y empresas aseguradoras. Lo anterior no equivale a insinuar que no existen problemas reales con los seguros de salud y el sistema de servicios de cuidado de salud. Los hay. Sin embargo, un presidente tiene que carecer particularmente de buen oído para usar una sesión conjunta del Congreso dos días antes del aniversario del 11 de septiembre, en la que salió a la ofensiva en contra de ciudadanos estadounidenses que critican sus políticas, y ni siquiera mencionar a los terroristas y sus patrocinadores de Estado que siguen a la ofensiva en contra de efectivos militares de Estados Unidos, así como de sus civiles e intereses a lo largo del mundo (…) Nuevos informes de los servicios de inteligencia de Estados Unidos concluyeron que Irán ahora cuenta con suficiente combustible nuclear para producir rápidamente un arma. A medida que los mulás ponen a girar sus máquinas centrifugadoras, han reforzado su alianza con el hombre fuerte de Venezuela, Hugo Chávez, al tiempo que sus representantes terroristas — Hizbulá — ya se armaron de nuevo en Líbano y están expandiendo sus tentáculos en América Latina.
Hoy comenzamos a ver tantas falacias con que nos han engañado. El caso, por ejemplo, de Idi Amín cuando colocaron en grandes titulares que comía carne humana, y al poco tiempo un comando israelita lo sacó del poder. Uno leía en la prensa: “El ex dictador ugandés Idi Amín Dada fue uno de los gobernantes más caricaturescos y sangrientos de África. Auto-declarado caníbal y mesiánico, su régimen dejó un saldo de 300 mil muertos.” Hoy sólo los tontos, los ignorantes o los imbéciles se creen esto. Idi era negro, no quería a los judíos, se reunió con guerrilleros palestinos y en una ocasión mandó a quemar la bandera de Israel, crímenes suficientes para que fuera lo que los diarios poderosos del mundo consiguieron hacer de él. El mundo celebró su caída, despreció su manera de ser, que estaba identificada con toda una determinada clase social que se comenzó a odiar con locura: los africanos, los negros, los “anti-semitas”.
Volviendo al tema de las empresas de información latinoamericanas, diremos que en ellas se aprecia la vulgaridad más insólita, el envilecimiento humano más descarado y bajo. Brujerías, comiquitas, jeringonas de la farándula, pornografía infantil –como se aprecia en la telenovela “Rebelde”-, concursos para burlarse de la gente pobre, deportes, apología del delito -presentando el vicio y lo deleznable como bueno, necesario y sabio-; exaltación hasta el delirio de la violencia, y sobre todo colocando cuanto hace y produce Estados Unidos como lo más valioso, sagrado y exquisito de la creación humana. En fin, enlatados que en nada estimulan el pensamiento, la reflexión.
Todas las televisoras latinoamericanas representan el colmo del pitiyanquismo. Mejor dicho, todas son loras repetidoras de lo que hacen los gringos, de lo que comen, de lo que usan, de lo que ven y escuchan, de lo que aman, de lo que buscan (el dinero), de lo que ordenan con sus políticas invasoras e injerencistas y de lo que odian también. Según esta moral, los indios son feos y denigrantes, los árabes terroristas, los negros malandros, drogómanos y zagaletones, los pobres asquerosos e inútiles. Para esta gente lo que sirve y lo importante es cuanto avala Estados Unidos. Por eso también en América Latina, los partidos de derecha están educados bajo la ideología del capitalismo a través de estas televisoras, y no pueden concebir ni pensar en otra cosa. En realidad en América Latina ya no existen partidos sino televisoras al servicio de las transnacionales de la información, que persiguen la explotación y degradación de los pueblos.
(1) Arthur Helps, La Conquista Española en América, University of California Press, Berkeley, 1976, p. 249

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