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2010/09/19

EDH-El traje nuevo del Emperador

Cristina López G.19 de Septiembre. Tomado de El Diario de Hoy. 

A muchos les sonará familiar, tras hacer un recorrido por los recuerdos de la infancia, el cuento de aquellos embaucadores, que haciéndose pasar por sastres, se aprovechaban de todo un pueblo al hacerles creer que los tejidos que producían eran tan finos, que sólo los tontos no podían verlos.

Es así como, en medio de mímicas y confusa retórica, consiguían engañar al mismísimo Emperador, quien, por miedo a que le dijeran tonto, se volvía involuntariamente parte de la farsa, paseándose desnudo por las calles con su "traje nuevo", sin nadie que se atreviera a levantar la voz frente a la dolorosa y obvia realidad, por miedo de equivocarse.

Quienes no contaron con una paciente voz que de niños les leyera esta historia antes de dormir, de todos modos igual les sonará conocida, puesto que en nuestro país la vivimos a diario, y al aceptarla sin decir nada, somos tan tontos como el Emperador que se paseaba desnudo. Listos embaucadores nos dicen que en el país no hay problemas de inseguridad, sólo de transportistas y de partidos políticos, con oscuras intenciones de desestabilizar al gobierno, con los mismos intereses que las maras.

Y la ciudadanía se traga el cuento, como si el dato borrara automáticamente las negras estadísticas de asesinatos y muertes, que no hacen más que escalar de un tiempo acá.

Otros ingeniosos farsantes aseguran que como la crisis económica es cosa del pasado, la falta de crecimiento sólo se debe a la falta de voluntad del empresariado, que no confía, ya que el país no es nada menos que un paraíso para la inversión…, pero convenientemente omiten que se cambian las leyes fiscales en cuestión de meses y que las leyes laborales, con la excusa de proteger al trabajador, le limitan sus posibilidades de trabajar, y que un permiso lo mueve más rápido la corrupción, que la seguridad jurídica.

Los más creativos son los que se empeñan en engañar al adormecido ciudadano, diciéndole que la solución de los problemas de pobreza y desarrollo se encuentra en los modelos socialistas, y que la esperanza para los males que aquejan al país se encuentra en adaptar, "a la salvadoreña", uno de estos modelos importables de Venezuela o Cuba.

Sarta de mentiras que se empeñan en repetir, incluso a pesar de que el mismísimo Fidel Castro reconozca que el modelo cubano no le sirve ni a Cuba, o que una simple comparación de criterios medibles entre nuestras circunstancias y las de Cuba, demuestra las abismales diferencias en el nivel de vida, volviendo a Cuba un imposible referente de soluciones a la pobreza.

Pero no todo está perdido porque aquí también, así como el niño del cuento que no pudo evitar sino decir la verdad que tenía en la cara, para el bochorno del Emperador y la liberación de quienes habían callado por temor a equivocarse, de repente hay en nuestra opinión pública fuertes voces que no se dejan acallar por las críticas o calumnias de las que son víctimas.

Algunos de estos líderes de opinión, no sólo se limitan a desmentir las evidentes farsas que son el día a día del actuar político nacional, sino que con tablas y cuadros comparativos, citando reconocidas fuentes, ponen números y ciencia para contrarrestar la politiquería y sentimentalismo con los que se pretende sedar a la población. Ojalá la población dormida, siga el ejemplo y no se deje engañar más.

elsalvador.com :.: El traje nuevo del Emperador

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