Rodolfo Chang Peña.23 de Septiembre. Tomado de El Diario de Hoy.
En días pasados me llamó la atención el anuncio que hizo la Sra. Ministra de Salud, Dra. María Isabel Rodríguez, sobre un nuevo Sistema Nacional de Emergencia. Explicó entre otras cosas la importancia de los primeros quince minutos para salvar la vida de un lesionado grave, atender los heridos en el lugar del siniestro, usar el 911 de la Policía Nacional Civil, utilizar ambulancias equipadas adecuadamente, contar con el apoyo de helicópteros de Defensa, aprovechar la demanda de médicos para incorporarlos debidamente adiestrados, ya que es más fácil capacitar médicos que un cuerpo de paramédicos, etc.
Es de justicia reconocer el saludable y humano interés de la funcionaria, por cierto es la primera vez que percibo preocupación por atender oportunamente las urgencias médico quirúrgicas, que surgen a resultas de accidentes viales tan comunes en el país (más de 3,000 por año), no sólo para salvar vidas, también para evitar complicaciones y graves secuelas. En el medio salvadoreño, los primeros en llegar al sitio del accidente son la Policía Nacional Civil y la Cruz Roja Salvadoreña y es esta última la que brinda atención en los primeros momentos.
El anuncio de la titular de Salud en principio es como una bocanada de aire fresco; sin embargo, al profundizar en el análisis surgen algunas dudas si tomamos en cuenta la situación actual de El Salvador: ¿Y cómo van a controlar las llamadas falsas y el abuso de llamadas al 911? ¿Y con qué medicinas van a tratar a los accidentados si no las hay ni en los centros hospitalarios más importantes del país? ¿De dónde van a sacar tantos médicos especializados en cirugía de urgencia? Asumiendo que los hubiere ¿dónde van a operar a sus enfermos si los hospitales están sobrecargados y a puras penas sacan el trabajo rutinario con la escasez de medicinas, materiales médico quirúrgicos, ropa esterilizada, instrumental moderno y equipos con su habitual pésimo mantenimiento?
El ejercicio formal de la medicina desde la perspectiva hipocrática y de la ética profesional obliga a fijar la atención en todos los tipos de urgencias, lo que incluye lesionados en accidentes comunes y de trabajo, urgencias médicas, ginecológicas, obstétricas, pediátricas, psiquiátricas, etc. De ahí que tal como se ha concebido el nuevo Sistema, me parece puntual, fragmentario, parcial y evidentemente carece del enfoque holístico que uno esperaría. En efecto, está orientado únicamente a reparar el daño, es decir concentra los esfuerzos en la faceta más cara, difícil y la que beneficia a menor cantidad de personas. En realidad la imagen objetivo de la Cartera de Salud debería apuntar a mantener sana la población y para ello resulta mucho más barato y sin duda de mayor impacto, el fortalecimiento de la Atención Primaria de la Salud (APS) en la red de establecimientos a nivel nacional.
El asunto hay que verlo con los pies sobre la tierra y sin bolas en el aire, con más realismo que entusiasmo, lo que significa olvidarse de los helicópteros por costosos, además de que Defensa ya los tiene ocupados en labores propias, y de las ambulancias súper equipadas, que pueden costar $200,000.00 dólares o más, cada una. Es más juicioso pensar en medidas de orden práctico congruentes con los recursos disponibles. Algunas podrían ser: (1) Articular con criterio programático las principales instituciones del sector salud para desarrollar intensas campañas de educación, orientación y prevención de situaciones que pueden producir urgencias médicas de cualquier tipo (no sólo accidentes viales); (2) Prioridad al transporte de las urgencias y en ese sentido las principales instituciones del sector pueden trabajar en una solución conjunta; (3) Elaborar un mapa de riesgos desde la óptica producción de urgencias, y con ese insumo, fortalecer los centros asistenciales más cercanos a los puntos críticos, y solamente en los casos que lo ameriten, crear unidades de trauma bien provistas y funcionales; (4) Crear una normativa como lo han hecho varios países para que las verdaderas urgencias sean atendidas en forma irrestricta en cualquier centro asistencial y (5) Reorganizar, modernizar y poner a la altura de las circunstancias a la Cruz Rosa Salvadoreña y otros cuerpos socorristas que reúnan determinados requisitos.
elsalvador.com :.: ¿Gastar millones en nuevo sistema de emergencia?
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