Carlos Mayora Re.18 de Septiembre. Tomado de El Diario de Hoy.
El miércoles fue quince de septiembre. Conmemoración de la Independencia. En 1821, después de más de trescientos años durante los que fuimos parte del Reino de España, algunos criollos y la gente pensante de la Capitanía General de Guatemala, declaró de manera unilateral su independencia de la corona, previendo, por una parte, una invasión militar que se las impusiera, y por otra, que un movimiento popular se les adelantara.
Ya en febrero del mismo año los mexicanos, embarcados en su proceso de emancipación desde 1810, declararon por medio del Plan de Iguala su independencia formal, y Chiapas renegó de Guatemala y se anexionó a México. El 27 de septiembre de 1821 entró el ejército trigarante en la ciudad de México y se consumó la separación total del Virreinato del gobierno peninsular.
Las consecuencias inmediatas de la declaración de 1821 fueron variadas: nosotros, igual que León en Nicaragua y Costa Rica nos declaramos independientes absolutos; Comayagua se anexionó a México pero separada de Guatemala, Granada optó por permanecer fiel a la capitanía general… Hasta que llegó México y quiso anexionarnos a todos por la fuerza.
Entre 1823 y 1841 pasó de todo. Por eso puede decirse que, formalmente, tuvimos varias intentonas: 1821, cuando nos independizamos de la corona española. 1823, cuando nos desligamos del recién constituido imperio mexicano, y el primero de julio nacimos como parte de las Provincias Unidas del Centro de América; coalición de corta vida hasta que, en 1841, nos desmembramos y no volvimos a formar parte de ninguna otra confederación ni reino.
Todas esas fechas y aventuras se refieren a una independencia política, jurídica, económica. Pero no a una autonomía y constitución de república confinada por las fronteras actuales. Eso no se dio sino hasta 1841. Incluso entonces no se podría decir que nos independizamos, sino que en la desarticulada confederación centroamericana, después de que Nicaragua, Honduras y Costa Rica se "independizaran" en 1838, y Guatemala y Los Altos en 1839, nos quedamos solos.
Entonces, en febrero de 1841, la Asamblea Constituyente estableció la separación formal de El Salvador de la Federación Centroamericana (que, por cierto, había dejado de existir), y declaraba al país Estado independiente y soberano.
Así y todo, el quince de septiembre es la fecha más importante, pues fue en 1821 cuando se decidió la independencia real del gobierno de España.
La consolidación de la identidad nacional tardó todavía bastante más. Si se quiere ver desde el punto de vista estrictamente jurídico, nacimos como Estado independiente y no federado cuando se promulgó la Segunda Constitución Política, el dieciocho de febrero de 1841. Esa fue la primera, y madre de todas las que siguieron, pues las trece cartas magnas posteriores fueron redactadas y publicadas sabiendo que éramos República libre e independiente.
Una república no nace de la noche a la mañana, pues no está constituida simplemente por unas fronteras y una autonomía política. Hace falta la conciencia de la identidad nacional, la necesidad de solvencia económica y --lo más importante--, el compromiso por parte de los ciudadanos de lograr bienestar no sólo individualmente, personalmente, sino como nación.
En ese sentido, se podría decir que todavía nos seguimos haciendo como país. Por lo que el quince de septiembre de 1821 no es el día que nos independizamos, sino el día que comenzó un proceso por el que cada uno, cada una, debe sentirse responsable no sólo de su vida personal, sino de la vida pública de su país, del mejoramiento de la sociedad como un todo, y del esfuerzo por ser coherentes con los principios que campean en nuestro pabellón nacional: "Dios, Unión, Libertad".
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