EDH-Tres errores sobre opinión pública, noticias y medios

Ricardo Chacón.19 de Septiembre. Tomado de El Diario de Hoy. 

Esta semana he escuchado con asombro cómo personajes de la vida pública, funcionarios de primera línea, han pontificado sobre cuestiones que no sólo están fuera de su ámbito profesional, sino que muestran crasos errores de interpretación teórico-práctico.

Uno tiene que ver con los resultados de un sondeo de opinión pública. "Yo no le creo a la encuesta que publica El Diario de Hoy, porque tiene una agenda política partidista", dijo un funcionario que ha sido duramente cuestionado porque la cartera que dirige fue lenta, incapaz y dubitativa para enfrentar el paro del transporte de la semana pasada.

Nadie puede tapar el sol con un dedo… y todos los salvadoreños que sufrieron el paro, aparte de las millonarias pérdidas económicas, saben, están seguros que Justicia y Seguridad no sólo fueron incapaces de detener un "rumor", sino también de enfrentarlo con decisión y firmeza, cuando se llevó a cabo durante tres días.

Las encuestas de opinión no surgen para atacar o defender a una persona, menos a un funcionario, son "mediciones sociales" para detectar el estado actual de la opinión de la población; no son más que eso, unos indicadores sociales que muestran la "foto en un momento determinado".

De igual manera, no daba crédito que unas juezas, en un tribunal colectivo, confirmaran el pago de una multa a La Prensa Gráfica, por publicar la foto de un menor que vilmente apuñalaba a otro y le quitaba la vida, y todo porque quería un trofeo, la camiseta de la víctima.

La juezas se "atreven" a pontificar sobre las noticias y dan por sentado que éstas tienen una dimensión comercial, son mercancías que se venden al mejor postor; qué visión más distorsionada y anacrónica sobre el concepto de noticia.

Y todavía más "peregrina" es esta visión de las magistradas, cuando se refieren a la foto del "menor infractor", asesino culpable, condenado a una mínima pena por asesinato, porque de no publicarse la foto, lo más seguro habría sido que "nadie vio nada", que "todo fue tan rápido que no sé lo que ocurrió", "yo iba pasando…", el caso simplemente hubiese quedado en la impunidad, como ocurre en la mayoría de casos de este tipo (si no me creen revisen las estadísticas oficiales).

Pero no sólo se trata de un caso que hubiese quedado en la impunidad, sino de la dimensión social de la violencia; a plena luz del día, en una zona céntrica, menores de edad se enfrentan "cuchillo en mano", como si estuviesen en la selva enfrentándose a bestias". La dimensión social de la violencia, la dimensión de los jóvenes, es grave y no se puede ocultar aunque algunos así lo crean.

Por último, otro funcionario ha "descubierto" que los medios de comunicación no determinan la conciencia de los ciudadanos y que no son capaces de "modificar o cambiar" las decisiones de los salvadoreños… porque si fuera así, no hubiesen elegido al presidente.

¡Vaya descubrimiento! Las ciencias sociales y las relacionadas directamente con las comunicaciones han dejado de lado, desde hace mucho tiempo, las visiones del "cuarto poder", de la omnipotencia y omnipresencia de los medios en el conglomerado social. Las instituciones culturales, entre ellas los medios de comunicación, se entrelazan en una compleja red para formar y forjar, junto con otras instituciones como la cultura (en su sentido general), la educación, la iglesia, la conciencia individual y social…, todas forman la opinión, nadie puede atribuirse el poder absoluto y determinar al resto.

Basta, por citar sólo un ejemplo, lo sucedido con el "rumor" del paro de la semana pasada: el boca a boca, el temor sembrado en la conciencia colectiva prevaleció; los medios informaron después de que el "monstruo" había crecido. Las autoridades ni se dieron cuenta de esto, mucho menos lo enfrentaron con eficiencia

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