Escrito por Marvin Aguilar.11 de Septiembre. Tomado de Diario La Página.
Recién llegado al país me invitaron a dar una charla sobre cómo escribir un ensayo. ¿El lugar? La Tercera Brigada de Infantería en mi natal San Miguel, la intención era instruir y animar a los oficiales para que participaran en el concurso que el Ministerio de la Defensa Nacional había convocado en ese género literario. Dentro de esa charla expuse como ejemplo algunas cosas que muchos salvadoreños dan por ciertas y que realmente no lo son: el ejército vivirá mientras viva la república es un claro ejemplo de cómo a algunos “historiadores” gustan de colocar palabras nunca dichas en bocas ajenas.
Sostenía en aquella ocasión frente a los oficiales, que esta clase de temas serían un excelente tópico para un ensayo y, les deje ir un balde de agua fría: Atlacatl no existió.Al final del evento escribimos bajo las técnicas explicadas un mini ensayo. Recuerdo como uno de ellos comenzó diciendo que ese día lo había dejado huérfano, ya que él se formó precisamente en el BIRI Atlacatl, y que, al haber derribado yo la figura del guerrero, consecuentemente se sintió como el rey desnudo: en donde todos estaban enterados de su desnudez, menos el monarca.
Igual sucedió en una oportunidad cuando la alcaldía de Antiguo Cuscatlán se proponía hacerle mejoras a la escultura del indio Atlacatl, copia de la esculpida por Valentín Estrada. Miembros del Concejo Municipal se contactaron con la entonces CONCULTURA para recibir alguna información, encomendándome a mí la respuesta; dije que la imagen del conejo de la despensa de don Juan, enorme, que parece sobrevuela al indio, es más verdadera que Atlacatl, ya que la primera es resultado del mercadeo de un creativo y pues, no daña a nadie, pero la imagen india se había convertido en daño grave a la identidad nacional; al ser el jefe indígena, ni siquiera una leyenda que elevada a la categoría de historia oficial caía en el error de construir la salvadoreñidad basada en una mentira. Y esta, es la base de la doble moral, del disimulo característico del carácter nacional, y finalmente de la tendencia nuestra a la imitación desproporcionada.
Atlacatl versus Anastasio Aquino
Si podemos tener un símbolo de la resistencia nacional indígena este es Anastasio Aquino, ¿pero por qué se potenció a la mentira? La verdad es que son tres las mentiras en relación al indigenismo nahua-pipil y lenca: Atonal para occidente, Atlacatl para el centro, Huistaluxitl para oriente. Sobre esto Jorge Lardé y Larín en su obra, El Salvador: Descubrimiento, conquista y colonización, nos ilustra sobre esto.
La respuesta: existió y aun persiste el criollo-centrismo como la manera de entender al indígena que habitó Cuzcatan y los “reinos” Nequepio y Chaparrastique. De igual un indio Atlacatl que resistió, pero al cual no se le puede rastrear su pensamiento es más útil que uno que existió y que fue su lucha, una contra el despotismo y abuso de los conservadores de la época.
Una de las grandes dificultades del cerebro de Centro América (El Salvador) ha sido la discusión sobre cuál debe ser el símbolo nacional o, cuando menos cuáles deben ser esas personificaciones, valores, concepciones y acuerdos nacionales. Este tema siempre lo han ganado los conservadores imponiendo sus signos sobre las mayorías, que mal educadas y preocupadas por subsistir terminan asumiendo ideogramas que nada tienen que ver con ellos.
La discusión pendiente es sobre la cosmovisión Maya, ya que desde allí se origina nuestra historia, de cómo nos volvimos violentos de carácter, migrantes y con poca creatividad o la ausencia de respeto al orden.
Durante el periodo de las presidencias militares, donde se vivió bajo un riguroso conservadurismo y por ende de ideas en blanco y negro, se volvía necesario que se construyera una historia oficial acorde a las exigencias de las ideas dominantes del momento.
Una gama de artistas y escritores que simpatizaban con el status quo creyendo hacerle un bien a la derecha se dedicaron a construir ídolos con pies de barro cuyas fuentes históricas no existen. Es de suponer con justa lógica que debió existir un mando indígena con jefes y estructura social, pero de allí a saber con exactitud que se llamaronAtlacatl, Atonal o Huistaluxitl es además de temerario un engaño. Si de tener un héroe indígena se trata, es el momento de comenzar hacerle justicia a Anastasio Aquino, y desde la derecha debemos de dejar de temerle, ya que quien crea que fue comunista pues simplemente no ha leído que el comunismo se escribió en 1840 y, que como sistema comenzó con la revolución rusa de 1917. Aquino llevó a cabo su revuelta nonualca en 1832, exigía: tierra y libertad.
El cambio cultural pendiente.
Cuando se decreto la independencia de España, oscura y católica a rabiar; ¿sabíamos que el país, Centroamérica para sobrevivir tendría que cambiar? Creo que los fundadores lo ignoraban, preocupados más por sus beneficios como estaban no se les ocurrió como realizar tal proyecto.
Cada generación de ciudadanos tiene que redefinir lo que significa ser salvadoreño, centroamericano. No podemos, no es natural, no es saludable seguir con los valores, creencias y tradiciones, seguir con estas viejas maletas de generaciones que eran clasistas o dictatoriales. Se vuelve necesario mover los campos. Para la paz, para vivir.
Así todo lo malo que tiene el país puede curarse con todo lo bueno que posee El Salvador. Hay tres formas para realizar el cambio cultural, históricamente siempre ha sido en dos maneras: por difusión ya haya sido directa, forzada o indirecta; la aculturación. Pero jamás hemos probado iniciar el cambio por medio de la invención independiente: el proceso por el cual los seres humanos innovan, encontrando soluciones a problemas de forma creativa. Enfrentados a problemas y retos similares la gente de diferentes culturas han innovado y cambiado de forma similar.
La solución pendiente pasa por cambios sociales, políticos, legales, incluidas las nociones de propiedad y las distinciones de riqueza, clase y poder. Solo así dejara llovernos por una parte y hacernos viento por la otra.
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