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2010/09/08

LPG-Yo quiero un ministerio con dientes

 La ministra de Salud, María Isabel Rodríguez, está por anunciar lo que pudiera calificarse como la más importante reforma al sector Salud. Se habla de llevar a cabo 3 pasos fundamentales: Crear la Red Integrada de Servicios de Salud, el Sistema Nacional de Emergencias y el Instituto Nacional de Salud. Suena bien. No cabe duda que la ministra busca afanosamente hacer del ministerio algo mejor de lo que hoy tenemos, y sobre todo hacer más eficientes los pocos recursos con que se cuentan. El problema no está en la intención de la ministra, sino en la voluntad del gobierno en llevar adelante ese cambio.

Escrito por Nacho Castillo.08 de Septiembre. Tomado de La Prensa Gráfica. 

Lo cierto es que la salud nunca ha sido una prioridad de los gobiernos en El Salvador. Que el rubro cuente con el segundo presupuesto nacional no es indicativo de la importancia que debiera tener. De hecho, no actúa como un ministerio rector. Cómo es posible que en el caso de la contra reforma al alcohol, el Ministerio de Salud no fue consultado al momento de establecer el nuevo proyecto de ley, a pesar de que se trata de una iniciativa vinculante directamente con la salud de la población.

Para qué hablar de la poca injerencia que el ministerio tiene en el control y en la comercialización de los medicamentos, en la manipulación muchas veces asquerosa que se hace de los alimentos en el país, en la venta de cientos de productos contaminantes y nocivos para la salud.

No es el Ministerio de Salud el que tiene en nuestro país la primera palabra, el que está por encima de los demás ministerios, cuando se está frente a una situación que se relacione con la salud poblacional. Por eso tenemos tantos problemas. Por eso ocurren cosas como lo que hoy lamentamos en el Sitio del Niño, por eso hay tanto virus y bacteria en nuestro ambiente que nos provocan enfermedades permanentes. Y no hay prevención. No conozco en los últimos 30 años de una campaña publicitaria bien cimentada para prevenir enfermedades. Somos de los pocos países del mundo donde el alcoholismo no es preocupación fundamental del gobierno, a pesar del enorme costo que tiene para el Estado.

Esta situación no es de ahora. La poca importancia que se le da al tema salud en nuestro país lo vengo lamentando desde hace muchos años. El problema radica en que tenemos un Ministerio de Salud que no tiene ni los dientes ni las leyes adecuadas para transformarse en un ente rector que nos cambie positivamente la vida a los salvadoreños.

No puede ser que el ministerio tenga las manos atadas en el tema medicamentos y que nuestra población continúe siendo víctima de un mercantilismo grosero que enferma y mata.

En lo personal tengo toda la confianza depositada en la doctora María Isabel Rodríguez. Sus antecedentes la ponen por encima de cualquier interés mezquino, y esto es importante decirlo, porque ha sido el interés particular el que ha primado en el pasado, a la hora de hacer leyes y normar el ministerio.

Hoy es el momento. La reforma anunciada no solo debe contener una reestructuración del servicio de salud en el país, sino transformar al ministerio en un verdadero ente controlador de la salud en el país, con dientes, fuerza y mucha voluntad. Solo así podremos dejar de ser un país de padecimientos.

Yo quiero un ministerio con dientes

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