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2010/09/01

RAICES - Cárceles: Una bomba de tiempo que urge desactivar-Periodismo Alternativo desde El Salvador

 Por Ileana Villanueva.01 de Septiembre. Tomado de Raices.

La caótica situación en las cárceles salvadoreñas mantiene en vilo a las autoridades y a la población en general, por lo que encontrar soluciones efectivas y eficaces constituye todo un reto para el desfasado sistema penitenciario y de justicia en El Salvador.

La situación no parece mejorar pese a los numerosos esfuerzos que se han ensayado para frenar la problemática, desde el endurecimiento de las penas y los traslados de un penal a otro, hasta la presencia de militares dentro y alrededor de los recintos.

Hacinamiento, extorsiones, masacres, tráfico de drogas y un largo etcétera configuran un escenario oscuro no solo para la población en general, sino para algunos reos dispuestos a rehabilitarse y readaptarse a la sociedad.

En El Salvador existen 21 centros penitenciarios, incluidos los centros de rehabilitación para menores y la cárcel de mujeres, con una capacidad para 8.000 personas, pero se calcula que existen cerca de 24.000 presidiarios, es decir que hay una sobre población de 16.000 personas.

Del total de reclusos unos 15.000 están condenados y cumplen su condena, mientras que más de 8.000 se encuentran en calidad de procesados.

Pese a que el problema en la dirección de Centros Penales no es nuevo, el presidente, Mauricio Funes, reconoció que las pandillas controlan algunas cárceles.

Funes manifestó que su gobierno puede dialogar con los internos y sus familiares para solucionar los principales problemas de la población reclusa, sin embargo, dijo que no se actuará bajo presión

“Frente a eso (presiones), nosotros no vamos a ceder”, dijo Funes a la prensa.

Corrupción

El director de Centros Penales, Douglas Moreno, sostiene que el problema en el sistema carcelario dejó de ser el típico problema de hacinamiento, de falta de atención y problemas de salud; ya que se le sumó un elemento más: la corrupción.

Moreno denunció que la seguridad tecnológica que se ha implementado en los centros ha sido violentada por el factor humano, al tiempo que subrayó que la corrupción que se ha encontrado no es de dos, tres o cuatro funcionarios, sino que es aun más grande.

“Estamos inundados de corrupción”, afirmó Moreno.

Diversos estudios han denunciado que muchos de los asesinatos, casos de extorsiones y promoción del narcotráfico que se cometen a diario en el país, son ordenados por líderes criminales que están en prisión, en complicidad de funcionarios y personal de seguridad del sistema de Centros Penales.
En abril 2 reos murieron en una serie de revueltas en los centros penales de Cojutepeque y Sonsonate, mientras que hace una semana 3 reos fallecieron en el penal de Ciudad Barrios.

Una de las peores masacres carcelarias en El Salvador de la última década se originó en agosto de 2004 en el Centro Penal La Esperanza (Mariona), donde murieron unas 32 personas y otras 28 resultaron heridas, tras el enfrentamiento de reos comunes con pandilleros.

Por su parte, el Procurador para la defensa de los Derechos Humanos, Oscar Luna, externó su inquietud por la situación caótica de las cárceles, a la cual calificó de “una bomba de tiempo” a la que hay que prestarle mayor atención.

En los últimos meses los presidiarios de diversos centros penales han realizado revueltas y huelgas para manifestar su descontento por las condiciones en las que se encuentran, algunas veces con saldo mortal y estallidos de explosivos.  

“Hay que buscar la forma para ver como se puede, por un lado descongestionar los centros penales, pero al mismo tiempo crear condiciones para que los internos puedan rehabilitarse como dice la ley”, señaló Luna.

Voces internas

Si bien los reos son parte de la problemática penitenciaria que vive El Salvador, también pueden ser parte fundamental de las posibles soluciones.

La Asociación de Ex Internos Penitenciarios de El Salvador (AEIPES) propone una iniciativa, que se genera desde la experiencia vivida por los mismos reos, en la que sugieren involucrar a los privados de libertad en estrategias ocupacionales.

La propuesta esboza  la realización de un esfuerzo conjunto con otras instancias para promover la cultura, la educación y el trabajo productivo, que le permita a los reclusos obtener elementos que les permitan reinsertarse a la sociedad luego de cumplir su condena.

Según el presidente de AEIPES, Guillermo García, la estrategia consistiría en atribuir a los reos la misión de trabajar en la elaboración de algunos productos contenidos en los paquetes escolares, tales como calzado y uniformes.

“Con esto los condenados que hayan sido instruidos, capacitados y rehabilitados, recibirían algunos beneficios específicos dependiendo de su situación carcelaria”, dijo a Raíces.

En reiteradas ocasiones los expertos en la materia han dicho que el establecimiento de las condenas en El Salvador, como en el resto de países, deben tener siempre a su base el respectivo proceso de rehabilitación, readaptación y reinserción a la sociedad.

Por Ileana Villanueva

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